Beñat ZARRABEITIA
RUGIDO ROJIBLANCO

Lo importante y lo adyacente

Con 53 partidos en la mochila, un título en el bolsillo y el pasaporte europeo a través de la Liga al alcance de la mano, el Athletic se enfrenta esta noche a uno de los partidos más importantes del curso. La visita del Sevilla en los cuartos de la Europa League supone un enorme aliciente competitivo y emocional para todos los estamentos del club. Los andaluces son el vigente campeón, con cuatro entorchados en diez años, jugarán la final de Copa ante el Barcelona, pelean con los leones en Liga y cuentan con una amplia y poderosa plantilla. Al mando de las operaciones, un maestro de la pizarra como Unai Emery.

La eliminatoria, por tanto, tiene todos los ingredientes para ser recordada. Un nuevo salto de calidad en el camino de un Athletic que ansía quitarse la espina que tiene clavada desde que el trofeo de 2012 se le escapó en una triste noche rumana. En aquel tiempo, Fernando Llorente era una de las puntas de lanza del equipo. Ha llovido mucho desde entonces, tempestades simbólicas incluso, hasta llegar a la primera visita del exrojiblanco a San Mamés con otra camiseta. Es otro de los alicientes colaterales del choque. No obstante, nunca el principal.

Se puede decir, sin ánimo de equivocarse, que frente al Sevilla arrancó el actual ciclo ganador del Athletic. Fue en 2009 con una noche irrepetible en la que el propio Llorente, Javi Martínez o Toquero fueron algunos de los grandes protagonistas. Ninguno de los tres forma parte del club actualmente. Sin embargo, el Athletic ha sabido mutar, evolucionar y crecer en sus aspiraciones. Con un listón competitivo elevado, futbolistas de calidad, tranquilidad institucional, mayor exigencia deportiva y social, el equipo se ha situado entre los mejores. Primero con el impulso que supuso el paso de Bielsa y ahora con la inteligencia técnica y emocional de Valverde. Seis finales y una clasificación para la Champions. Y en esa tesitura vuelve el Sevilla, una oportunidad para avanzar y evidenciar el potencial competitivo de la política deportiva del club.

Los futbolistas pasan, el club sigue. Y mientras la profesionalidad es lo mínimo exigible, el compromiso supone un valor añadido. Y de ambos elementos vive el Athletic. Lo sabe Iker Muniain, que hablaba sobre la fidelidad respecto al club en una reciente entrevista. Palabras que le han valido críticas en algún otro medio, siendo incluso tachado de «populista». El navarro sabe de lo que habla, ya que ha seguido en el club a pesar de haber tenido otras posibilidades en su carrera. Algo igual de legítimo que otras opciones, pero como decía el exjugador y coach Imanol Ibarrondo en las redes sociales, sobre profesionalidad y compromiso, «el del profesional es, básicamente, un intercambio comercial, y está bien, mientras que el segundo es más profundo y exigente, tiene mayor impacto e influencia y sus protagonistas dejan huella en el corazón de los/as aficionados hasta convertirse en modelos y referentes que asumen un nivel superior de responsabilidad para seguir creyendo, sosteniendo y co-creando una realidad tan irrazonable como es el Athletic».

Un camino en el que la noche de hoy promete, como esas volcánicas citas rojiblancas en las que todos los elementos combinan en positivo. Lo importante es lo que pase en el verde, sabiendo que como mínimo serán 180 minutos de eliminatoria, y que los hispanleses son el máximo favorito para ganar la competición.

Sin embargo, es perfectamente posible que el Athletic pase de ronda. Ese es el objetivo. Ya lo dijo Eneko Bóveda, una de las mentes más brillantes de la plantilla, este pasado martes en Lezama: «Al aficionado del Athletic le importa más que su equipo esté en semifinales que el partido de Llorente. Las prioridades son claras». Nos vemos en San Mamés, esperemos que como escala previa a Basilea.