Agustín GOIKOETXEA
BILBO
MANIFESTACIÓN EN BILBO

Una multitud respalda la ofensiva para que los represaliados vuelvan

Casi 20.000 personas marcharon ayer por las calles de Bilbo para respaldar la ofensiva dentro y fuera de las cárceles para «desactivar» las leyes de excepción que permita a los presos, al igual que exiliados y deportados, retornar a sus casas. Desde la prisión de A Lama, Josetxo Arizkuren animó a «recuperar la iniciativa», reconoció, «un poco aparcada».

Expresos y exrefugiados vieron ayer al mediodía en las calles de Bilbo cómo cerca de 20.000 personas –19.140 según el método de recuento habitual de GARA– respondían a su llamamiento a la movilización para respaldar que mujeres y hombres que aún permanecen encarcelados exploren la legalidad para acelerar su liberación.

Juan Mari Olano, en nombre de los 1.650 promotores de la manifestación, agradeció el apoyo que habían cosechado pero dejó claro que la ofensiva para «desactivar» la actual política carcelaria debe ser del conjunto de la sociedad, también de las instituciones, con emplazamiento directo a quienes dirigen los gobiernos de Gasteiz e Iruñea. «Queremos hacerlo con la sociedad, con el conjunto de la sociedad, pero con contundencia», enfatizó ante las miles de personas reunidas ante el Consistorio bilbaino.

Olano incidió en que los prisioneros «necesitan nuestra ayuda» dada la «involución» que se ha producido respecto a los derechos más básicos y la situación, por ejemplo, de los gravemente enfermos. Destacó la importancia de acabar cuando antes con la dispersión. «Para el preso no hay mucha diferencia entre estar en Algeciras o Martutene, pero es un castigo añadido y brutal contra los familiares y amigos», recordó.

Subrayó que los presos serán los que tomen las decisiones oportunas, pero aclaró que es «obligado no confundir el camino con la meta». «Nosotros imaginamos, y vamos a hacer lo posible para que ocurra, la consecución del plano general de la amnistía cuando se consigan los objetivos políticos que este país persigue», manifestó, para añadir que «ese proceso democrático, plural y activo lo tenemos que desarrollar entre todos». Además, aclaró que «la lucha con la repatriación de los presos y la vuelta a casa tiene que ser escalonada, por fuerza».

Olano defendió que las diversas iniciativas dentro y fuera de las cárceles harán «que salten por los aires las leyes especiales que aplican al colectivo de presos» y demostrarán que hay una «voluntad política» de negarles sus derechos básicos.

Antes, por boca de Begoña Uzkudun y Oihana Garmendia, se escucharon los mensajes enviados por Anabel Egues, Josetxo Arizkuren y Asier Ormazabal desde las prisiones de Córdoba, A Lama y Teruel, que saludaron la iniciativa de los expresos. Arizkuren, uno de los portavoces de EPPK, reconoció que «les alimenta espiritual y políticamente», saludando su «proyección de futuro».

Recuperar la iniciativa

«Queremos recuperar la iniciativa en el colectivo y en la calle, movilizando a la sociedad hacia una solución sobre las consecuencias del conflicto», explicó el prisionero iruindarra, quien abogó por «desarrollar la potencialidad del documento de 2013 y que la represión del Estado impidió socializar».

«Reforzando nuestro carácter político –precisó–, queremos explorar las posibilidades de espacios de legalidad por los que hasta ahora no se han transitado». Arizkuren subrayó que hay «dos líneas rojas que no traspadarán: el arrepentimiento y la delación».

Esos mensajes de Arizkuren y Olano se escucharon a la conclusión de una marcha, encabezada con una pancarta con el lema ‘‘Amnistiaren norabidean, preso eta iheslariak etxera’’ portada por expresos y exrefugiados, que tardó un hora en cubrir el trayecto desde La Casilla al Ayuntamiento de Bilbo sin que cesara de corearse consignas como «Amnistiaren bidean, preso eta iheslariak etxera», «Euskal presoak etxera» o «Jo ta ke denak askatu arte».

En Hurtado Amezaga, la comitiva se encontró primero con ocho furgonetas de Mirentxin Gidariak, que organizan una marcha nacional el 7 de mayo de Larrabetzu a Bilbo contra la dispersión, y unos metros más abajo, a familiares de deportados con una pancarta con el lema ‘‘Deportatuak etxean eta bizirik nahi doguz’’, alertando de la indefensión de este colectivo.