Nuevo inquilino en el ático
Saracens y Racing aspiran a su primer título después de deshacerse en semifinales de Wasps y Leicester.

La Copa de Europa de rugby conocerá el próximo 14 de mayo a un nuevo campeón. Será el undécimo nombre en 21 ediciones. Saracens –que jugará su segunda final tras la derrota de 2014 ante Toulon– y Racing, que se ve por vez primera en una de estas, pugnarán por el título en el recién estrenado Grand Stade de Lyon (58.000 espectadores), que sustituye al viejo Gerland.
Saracens lleva un lustro tocando a las puertas de una gloria que se le resiste. Cuartofinalistas en 2012, semifinalistas en 2013 y 2015 y subcampeones en 2014. En este periodo han sumado sus dos únicos títulos de la Premier.
El sábado tenían enfrente a un rival, Wasps, que en estos mismos años ha atravesado su particular desierto pero que vuelve a pelear por los trofeos. Ambos ocupan las dos primeras plazas en la Premier.
Pese a que las avispas golpearon primero con un ensayo del medio melé Dan Robson en el minuto 1, Saracens no perdió la calma y consiguió imponer su ritmo para dar la vuelta al marcador con dos ensayos, el primero de Rhodes tras taponar una patada y el segundo señalado por el árbitro por derribar un maul.
Entre medias, Owen Farrell había sumado cuatro golpes para certificar su rol de máximo anotador; ya lleva 106 puntos. El posado de Ashley Johnson para los Wasps a falta de 5 minutos sirvió para mantener la emoción hasta el final (24-17).
Saracens forma un conjunto muy sólido que se planta en la final con un pleno de victorias en Champions: 8 de 8. Nadie ha conseguido hasta la fecha proclamarse campeón ganando todos sus partidos.
Por su parte, Racing logró el pase con una victoria de muchos quilates, dejando en la cuneta a Leicester Tigers (16-19). Los franceses aplicaron la misma receta que tan buen resultado les dio en cuartos frente a Toulon, tomar ventaja rápida y defenderla con solvencia.
Habían pasado tan solo dos minutos y Machenaud remachaba una jugada iniciada por Rokocoko. «Mi hijo ya corre más rápido que yo», confesaba hace unos días en “L'Equipe” el ala neozelandés, que en junio cumplirá los 33. Quizá sea cierto, pero el ex de los All Blacks y del Aviron está siendo una figura importante en el salto de calidad que han dado los parisinos.
Carter convertía y un posterior golpe de castigo ponía el 0-10 en el marcador para los 20 minutos. Una cuesta muy empinada para Leicester ante el equipo que menos ensayos había encajado en esta Champions, siete en otros tantos partidos.
Los Tigers, animados por las 22.000 personas que se dieron cita en el City Ground de Nottingham, buscaron sin desmayo las cosquillas de la defensa albiazul, pero esta supo guardar su zona de marca. El ensayo de Veainu llegó en el minuto 79, sin tiempo para ponerle picante a la recta final.
Pronósticos cumplidos
Los pronósticos eran más claros en las semifinales de la Challenge Cup, y se cumplieron a rajatabla. Habrá un doble duelo anglo-francés en Lyon, ya que esta final se jugará la víspera –el viernes 13– en el mismo escenario. Harlequins pudo con Grenoble (30-6) y jugará su cuarta final –las tres anteriores se saldaron con victoria–, mientras que Montpellier pudo con Newport Dragons (22-12) y buscará repetir el título logrado en 2004 ante el Viadana italiano.
Harlequins no pasó apuros ante Grenoble. Abrió la lata el galés Jamie Roberts a los once minutos, y dos nuevos ensayos en la segunda mitad redondearon el marcador. El apertura Ben Botica se situó como el máximo anotador del torneo, con 74 puntos.
Tampoco sufrió ese martillo pilón llamado Montpellier, que tanto en cuartos como en semis ha vivido de presionar al rival para forzar golpes de castigo e ir cobrando de tres en tres. Así tumbó a Sale Sharks y repitió el guión ante los Dragons. Montpellier ha superado las dos eliminatorias marcando un único ensayo, mientras su rival les hacía dos. Un dato elocuente.
Cinco patadas a palos y una marca del talonador Bismarck Du Plessis –una combinación de saque de banda y maul, por supuesto– ponían el electrónico en 22-0. La posterior reacción galesa, con dos ensayos, solo sirvió como maquillaje.

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