Cleveland se corona de la mano del rey LeBron James
Los de Ohio logran su primer anillo, siendo los primeros capaces de levantar un 3-1 en contra en la Final.

Nadie hay invencible, ni siquiera los Golden State Warriors del récord de la Liga Regular con 73-9. Pero siempre ha de haber un campeón y esta vez los Cleveland Cavaliers, guiados por LeBron James, MVP de la Final, lograban el primer anillo en los 52 años de la historia de la franquicia. Remontando un 3-1 adverso –por primera vez en unas Finales–, y derrotando a los vigentes campeones por 89-93 en el desempate, los de Ohio, con The King James a la cabeza, son los reyes de la NBA.
«Para esto regresé a Cleveland», revelaba un LeBron que, pese al runrún de su posible marcha de la franquicia de Ohio al final de la temporada, ha dado su mejor rendimiento cuando estaba entre la espada y la pared. Con 27 puntos, 11 asistencias y 11 rebotes, más un taponazo sobre Andre Iguodala con empate a 89, el alero de Akron, el hijo pródigo, se coronaba más rey que nunca, superando a unos Warriors al que se les ha venido el mundo encima en el peor momento.
Una franquicia resarcida
«¡Cleveland, esto es para ti!», festejaba LeBron James. La franquicia de Ohio siempre ha sobrellevado un halo de fatalidad consigo. Su mejor época llegó en los 80, con jugadores como Larry Nance, Mark Price o Brad Daugherty a la cabeza y Lenny Wilkens en el banquillo. Hasta Magic Johnson los consideró «rival de cara al futuro», en lugar de los Celtics.
En cambio, los Cavs se estrellaron ante los Bulls de Michael Jordan. En especial en la primera ronda de los play offs de 1989, cuando Jordan desniveló la balanza para los de Chicago anotando el tiro ganador del partido de desempate: The Shot.
Años después, la llegada de LeBron James hizo que Cleveland jugara su primera Final de la NBA. Pero los Spurs de 2007, con Duncan, Ginóbili y Parker en su mejor momento, pasaron por encima de ellos. Tres años después, LeBron decidía irse de Cleveland, y montaba un show televisivo en el que Miami resultó ganador. The Decision, emitido por televisión el 8 de julio de 2010, caló hondo en el orgullo de la afición de los Cavs, que no ahorró en epítetos de trazo grueso cada vez que la estrella de Akron asomaba por el Quicken Loans Arena.
Las pantallas gigantes sitas en Cleveland mostraban otra cosa tras este desempate. LeBron se tiraba al suelo en lágrimas, casi tan emocionado como una afición que ahora respira tranquila, a la espera de ver si su hijo pródigo vuelve a irse o no.
La respuesta de Kyrie Irving
Pero si LeBron James fue el rey, Kyrie Irving fue mucho más que su mejor escudero. Con empate a 89 y dentro del último minuto del partido más importante de su carrera, el base encestó un triplazo decisivo en las mismísimas narices de Stephen Curry, un Curry que intentó devolverle la moneda, pero que, bien defendido, no logró forzar el empate. Un tiro libre de LeBron, después de que Draymond Green lo parara con una durísima falta, certificaba el relevo en el trono de la NBA.
El base de los Cavs, tras perderse los pasados play offs por lesión, ha dado un paso adelante en los peores momentos. En el desempate ante los Warriors, Irving sumaba 26 puntos y 6 rebotes, anotando 17 de sus puntos después del descanso.
Draymond Green
Con 32 puntos, 6 de 8 en triples, 15 rebotes y 9 asistencias, Draymond Green se echó a los Warriors a la espalda. Los Splash Brothers anotaron mucho, pero fallaron más: 17 tantos Curry y 14 Klay Thompson, pero con una carta de 6 de 24 en triples y 7 balones perdidos.
Green brilló, pero no pudo llegar a todo. Con Bogut lesionado, el rebote fue para los Cavs, de modo que los Warriors no terminaron de irse pese a su buena primera parte. Los nervios, Irving y LeBron terminaron de hundirlos en la recta final con una derrota cruel como pocas.

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