Imanol CARRILLO
VASCOS EN RÍO 2016

Buscando el tiro y el instante perfectos en el inmejorable escaparate mundial

El tirador vizcaino afronta sus segundos Juegos con una mayor madurez y conel objetivo de hacerlo «todo lo bien que pueda» en una prueba muy técnica.

El tiro y sus pistolas de aire comprimido y munición suelen pasar bastante desapercibidos en el loco mundo del deporte. Sin embargo, basta con escuchar su sonido para comprender que los Juegos son un bonito escaparate para darse a conocer. La de Río será la segunda cita de este calado para Pablo Carrera tras la de Londres 2012, donde logró un meritorio sexto puesto y, por consiguiente, diploma olímpico.

El bilbaino, recién cumplidos los 30 años, llega a Brasil con una base más sólida y con más tablas que en la cita británica de hace cuatro años –cumplió 26 años durante aquella cita olímpica–. Y en esta ocasión aspira a colgarse alguna medalla.

Aunque el vizcaino no «pone la mano en el fuego por un resultado», su trayectoria ascendente, al menos, hacen prever un gran premio. Posee cinco títulos estatales en la modalidad de pistola de aire de 10 metros (2009, 2010, 2011, 2012 y 2013), prueba en la que compite hoy (18.00), y otros tres entorchados en pistola libre de 50 metros (2010, 2011 y 2012) –tomará parte el miércoles, a las 14.00–.

Además, al oro logrado en 2012 en el Campeonato de Europa, le ha sumado a sus vitrinas un bronce en la misma competición disputada en Odense (Dinamarca) en 2013. En 2015 destacó su quinto puesto en la prueba de pistola de 50 metros en la Copa del Mundo de Azerbayán, donde obtuvo la plaza olímpica para Río. Ya este año, en febrero logró la medalla de plata en la modalidad de pistola de aire 10 metros de los Europeos de tiro disputados en Gyor (Hungría), así como sendos oros en la Copa del Mundo de Múnich (Alemania) en 50 metros y en Río, en pistola de 10 metros.

La música, un nuevo obstáculo

Todo el éxito logrado le ha llevado a ser líder del ránking mundial en 10 metros, pero ello no le ha restado ni un ápice de paciencia que requiere este deporte junto a otros pilares como el trabajo de coordinación: «Balanceo del cuerpo, trabajo de la presión de la empuñadura o sacar el disparo sin darle el movimiento al arma», explica.

El bilbaino ha podido preparar la cita olímpica de manera milimétrica, pero eso no asegura nada en un deporte que contiene «un componente técnico muy alto» y una serie de variables psicológicas difíciles de controlar, como el equilibrio físico y mental o la concentración. Ahora, además, se ha incluido otro componente en las pruebas: la música. «Tenemos que trabajar con la desconcentración que nos produce la música durante el evento. El público también puede hacer ruido, por lo que tenemos que adaptarnos», recalca el vizcaino.

Todo ello sin olvidarse de la parte física, ya que «hay que trabajar bastante bien la musculatura de la parte superior del cuerpo, sobre todo los hombros», destaca el tirador.

Sobre los rivales a batir, el primero es él mismo: «Poder luchar contra lo mejor de lo mejor en unos Juegos, es un aliciente para cada uno. A pesar de que estás luchando contra ti, vas a tener unos rivales dignos que son asiduos a este deporte».

Dentro de las variables incontrolables y del estado mental del mismo instante de disparar, el tirador bilbaino al menos espera que salga «un día luminoso, sin mucho viento y una temperatura de 20 o 25 grados».