Pablo CABEZA
BILBO

Editado en doble vinilo «En turecto», de La Polla

«Salve regina. Mater misericordia, mater misericordia», canta Evaristo en el inicio de «En turecto» y mientras interpreta «Salve», una de las mejores canciones del punk-rock estatal. Intensidad que no cesa a lo largo de las treinta canciones del doble vinilo en directo.

Este agosto pasado tuvimos la oportunidad de ver a Gatillazo en dos escenarios distintos, fiestas de Sodupe y Langraiz. Nos convenció mucho más la actuación de Langraiz, como más dinámica, mejor ambiente y, además, con la visita de un ex-La Polla, Sumé, que se dejó caer por el pueblo ante la sorpresa del propio Evaristo. Tras un afectuoso saludo, le comentamos que «no te van a gustar. Había otra banda mejor…», dicho con sorna. Sumé apuntó: «Sí, La Polla». Risas y un abrazo.

No es sencillo conocer las andanzas de los “polleros”, los de la formación básica, ninguno en activo musicalmente, por lo que fue especial saludar a uno de ellos, recordar un pasado tan intenso y voraz. Durante el concierto de Gatillazo le hicimos a Sumé el gesto con la mano, pulgar arriba, pulgar bajo, para sentenciar a Gatillazo, a quienes Sumé no había visto ni se sabe. La respuesta fue una sonrisa y el pulgar hacia arriba. No extraña, Gatillazo suena arrollador y su mezcla de punk rock y rock guitarrero sumerge al oyente en un mundo tan adictivo y envolvente como sucedía con las canciones de La Polla Records, primero, y La Polla después.

En realidad, son dos formaciones que aparentemente no tienen mucho que ver, pero, que en el fondo, Gatillazo no deja de ser la prolongación de La Polla. Evaristo lo colorea todo y aunque las dos guitarras rockean más, la esencia es pollera, sobre todo si en ambos repertorios se escucha “Lucky man for you” o Evaristo trasciende con su capacidad mímica, que permanece intacta. Evas –nombre con el que se le llama con cercanía, y a lo que él suele contestar desde el escenario, que quién les ha presentado para tanta familiaridad, dicho amablemente– era un actor perdido para el teatro o siquiera para los monólogos que tanto se llevan ahora. Sus movimientos, su expresividad gestual, es única. A unos y otros, el pollero y el del gatillo, les unen también las jotas apócrifas, que siguen siendo parte de los intervalos entre canciones, tal y como sucede en los conciertos de Zarpazo a Cicatriz, siguiendo asimismo la expresividad del recordado Natxo “Zika”.

“En turecto”, ocurrencia del ingenioso Evaristo, evade el término en directo, quizá también porque años atrás ya grabaron un “En directo”. El primero recogía la época más agitada de los pollos, y “En turecto”, venía a cerrar, posiblemente, una época, la síntesis de una larga historia que iba aproximándose al final, pero que aún contaba con la formación básica. Treinta canciones que explican por qué La Polla fue una de las mejores bandas punk de su momento. Cada componente lo hizo posible y Evaristo con su sentido melódico, sus letras de una lucidez extrema, los elevó a la cima. Los veteranos recordarán con entusiasmo y cierta dosis de nostalgia –que no necesariamente es negativa– cuando Evaristo salía con una cutre cruz armada con dos palos y en el mismo escenario ardía. Aquello era quemar todos los principios de la Iglesia y de lo establecido, regenerar el momento y convertir la fiesta insurgente, a veces las borracheras, en una república independiente ácrata. No duraba mucho el espejismo, la realidad del engranaje oficial siempre estaba a la vuelta de la fiesta del cuero y las tachuelas, pero servía para disolver momentáneamente la mala leche generada por el sistema.

La Polla son en “En turecto” Evaristo, Fernandito, Txarly, Sumé y Abel, a quienes la historia les debe años de un “quizá sea posible cambiar la sociedad”.