Mikel INSAUSTI
LA BAILARINA

El muy discutido biopic sobre Loïe Fuller

El mundo de las artes escénicas anda muy alborotado con el biopic que Stéphanie Di Giusto ha hecho sobre la bailarina de entre finales del siglo XIX y comienzos del XX Loïe Fuller, debido a que la realizadora se ha tomado muchas libertades a la hora de recrear su vida y obra. Hay cambios demasiado sustanciales como para pasarlos por alto, ya que podrían alterar el verdadero sentido de la existencia de esta mujer pionera de la danza moderna. Especialmente en lo tocante a sus relaciones personales, ya que ella tuvo como pareja estable a otra bailarina llamada Gabrielle Bloch, y entre sus amantes más famosas se encuentra la reina María de Rumanía. Solo se salvan de la memoria sus escarceos y rivalidad profesional con la famosa Isadora Duncan, haciéndola pasar en la ficción por heterosexual. Es más, el papel de su supuesto mecenas, que interpreta Gaspard Ulliel, es una pura invención, además de una convención difícil de entender, tratándose de una mujer tan especial y compleja que revolucionó el París de la Belle Epoque.

La verdadera Loïe Fuller se hizo a sí misma, ideando unas coreografías mediante las cuales superaba sus complejos físicos, al considerarse demasiado corpulenta para el baile. Las coreografías han sido cuidadas al máximo, sobre todo la de su mítica “danza serpentina”, en la que lograba mover con ingeniosa ligereza cientos de metros de seda. Para ello la cantante Soko ejecuta esos números siguiendo las enseñanzas de Jodie Sperling, experta bailarina consagrada a Loïe Fuller.

Las crónicas de la época recuerdan que reinó en el Folies Bergère, gracias a sus novedosos espectáculos, que incluían efectos de luces y experimentos químicos nunca antes vistos. Supo reinventarse, ya que era una chica de Ilinois que procedía del teatro de variedades del otro lado del océano. “La bailarina” describe su origen, asecenso y caída.