Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Nunca entre amigos»

La infidelidad no es obstáculo para el emparejamiento

Hay una sola cosa en el cine de Hollywood que es obligada e innegociable: el final feliz. Por eso las comedias románticas convencionales dan mil y un giros argumentales para terminar siempre en el mismo sitio, y es que todo conduce al definitivo emparejamiento sellado con un beso. Luego a la crítica se nos pasa la vida comentado que son películas previsibles, y que no tiene sentido hablar de “spoilers” o desenlaces guardados en secreto. Basta con ver el propio trailer de la distribuidora para saber lo que va a pasar, lo que quiere decir que estamos hablando de un cine dirigido a un público conformista que no quieren que le cambien el cuento de miel que le contaron en su más temprana niñez.

“Nunca entre amigos” es una comedia romántica sazonada de humor gamberro, pero que concluye como todas lo hacen. Debido a que su realizadora Leslye Headland viene de debutar con la comedia gamberra femenina “Despedida de soltera” (2012), se decanta por unos diálogos explícitos y de alto contenido sexual, que me imagino que con el pacato sistema de calificación por edades existente en los EEUU, le habrán valido a la película la consideración de no apta para menores. Si a eso le añadimos que los productores son Will Ferrell y su socio Adam McKay, a nadie le va a sorprender el arranque de la historia.

Todo comienza en una reunión en Nueva York para adictos al sexo, donde se reencuentran después de doce años sin verse los personajes de Alison Brie y Jason Sudeikis. Al parecer ambos perdieron la virginidad en su adolescencia en una relación que les marcó tantó como para no encontar ninguna pareja posteriormente. La promiscuidad y la infidelidad les impiden tener a alguien fijo con quien poder dormir todas las noches, y es lo que les ha llevado a querer tratarse del problema. Las cuestión es saber si al estar juntos otra vez lograrán no ser infieles entre sí.