La vicepresidenta de Filipinas, Loni Robredo, precisó ayer que deja sus funciones en el Gobierno del presidente Rodrigo Duterte, pero mantiene el cargo que ganó en las elecciones y desde el que prometió luchar contra «cualquier forma de dictadura». En Filipinas, el presidente y vicepresidente son elegidos en votaciones separadas y Robredo no era compañera de fórmula de Duterte, con quien mantiene fuertes discrepancias.

En una rueda de prensa ofrecida ayer en Manila en inglés y tagalo, explicó que ha renunciado a la presidencia del Consejo Coordinador de Desarrollo Urbanístico y Vivienda, puesto que le ofreció el jefe de Estado, porque el domingo recibió un SMS que le informaba de que Duterte no quería que asistiese a más reuniones del Gabinete.

Avanzó que solo apoyará las políticas de Duterte que considere «correctas y justas» y que estará en guardia «contra el regreso de cualquier forma de dictadura», como la de los Marcos.

«Hemos luchado esta batalla antes y hemos ganado. Nunca dejaremos que nadie revise nuestra historia y la cambie para que lo malo parezca bueno», añadió en alusión a la viuda e hijos de Ferdinan Marcos.

Ferdinand «Bongbong» Marcos, hijo, es un aliado político de Duterte y compitió con Robredo por la vicepresidencia en las elecciones del 9 de mayo. La diferencia fue tan ajustada que Bongbong aún no ha reconocido la derrota y ha recurrido el resultado ante el Tribunal Supremo. Después de años de intentos, la familia Marcos logró que el 18 de noviembre fuese enterrado en el Cementerio de los Héroes en una ceremonia privada. Según la ONG Transparencia Internacional, Marcos y su esposa se apropiaron de forma ilícita de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares. También están acusados de la muerte, tortura o detención ilegal de más de 100.000 personas.