Tropas turcas y rebeldes sirios a los que apoyan han entrado ya en la ciudad de Al-Bab, bastión del grupo Estado Islámico (ISIS) en el norte de Siria y afirman controlar el 10% de su superficie.

Al-Bab se encuentra en el punto de mira de dos bandos rivales: por un lado, el Ejército turco, que junto a los rebeldes sirios avanza por el norte, este y oeste; por el otro, las tropas del régimen sirio y las milicias que las apoyan, que la asedian por el sur. y se encuentran a 1,5 kilómetros de la ciudad.

Ambos bandos están apoyados por Turquía y Rusia, respectivamente, que han colaborado en los últimos meses y alentaron una ronda de negociaciones el mes pasado en la capital de Kazajistán, Astana.

Aun así, y a pesar de la aparente coordinación de la ofensiva, rebeldes y efectivos de Damasco llegaron a enfrentarse al suroeste de la ciudad, después de que tres soldados turcos fallecieran en un bombardeo ruso.

Al menos 328 civiles, entre ellos 67 menores, han muerto en Al-Bab y su extrarradio por los bombardeos turcos desde el 13 de noviembre.

La ofensiva de Ankara trata además de frenar el avance de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por las milicias kurdas, que además combaten para expulsar al ISIS de Raqa.

Las FDS avanzaron ayer ocho kilómetros hacia Raqa, pero Turquía ha insinuado que también podría dirigirse hacia esta ciudad cuando concluya la operación en Al-Bab.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Kazajistán anunció ayer que el responsables del gobierno y rebeldes sirios serían invitados a participar en nuevas discusiones el 15 y 16 de febrero en Astana.