Victor ESQUIROL
TEMPLOS CINÉFILOS

Fantástica dignidad

Ahí va el tiparraco de siempre, esquivando a gente cual fantasma, hasta conquistar de nuevo la pole position de la cola. Yo llevaba ahí media hora; él apenas unos segundos. Esto sí, cuando se recrea en su entrada triunfal, se olvida de pisar bien el último escalón y cae de manera escandalosa. Lo ha visto toda la sala de cine. No hay duda, el karma existe. Este hombre habrá ganado un sillón la mar de confortable, pero ha perdido la dignidad. Lecciones de los festivales; de la Berlinale, la cual va y nos habla de esto mismo a través de su programación.

Entra por fin en escena uno de los directores más esperados de esta edición. Sebastián Lelio vuelve cuatro años después de la estupenda “Gloria”. Lo hace con “Una mujer fantástica”, que ahora mismo sería la candidata número uno a llevarse el Oso de Oro... si no fuera porque el trabajo casi impecable de su actriz principal, Daniela Vega, le resta posibilidades, pues recordemos que este tipo de certámenes busca siempre la distribución equitativa de premios en el palmarés. Al tema: cuidado con las etiquetas (en este caso, la transexualidad), porque como en la última ocasión, el director chileno vuelve a triunfar con un fantástico retrato femenino. Pues sí. ¿Y qué si la protagonista de la historia tuvo la mala suerte de nacer hombre? Exacto. La elegancia característica del cineasta vuelve a mandar en el relato, y solo cede puntualmente ante alguna calentura melodramática comprensible (incluso deseable), teniendo en cuenta que se está abordando un tema con el que todavía queda mucha pedagogía por hacer. De lo que se trata pues es de dar dignidad humana a quien la crueldad de la biología y de la sociedad se la intentan negar. Sin estridencias o frases lapidarias, sino con naturalidad y pureza en la mirada del observador. Imposible llevarle la contraria. Bravo.

En la otra punta del mundo (de mapas y de cine hablamos), Gurinder Chanda. Quien se anotara aquel éxito inesperado de “Quiero ser como Beckham”, repite con la receta. Gran Bretaña y la India vuelven a ir de la mano, con las complicidades y tensiones que cabe esperar de dicha relación. “Viceroy’s House” es un repaso express de la labor de Lord Mountbatten como último virrey de una nación, la hindú, a punto de nacer... y de partirse. Como una versión concentrada de “Downton Abbey”. Producción sólida, buenas actuaciones, narración nítida y tono complaciente con el gran público, pero al mismo tiempo consciente y respetuoso con el tema tratado. El perfecto y dignísimo equilibrio entre la crónica y un cuento de hadas que, eso sí, no renuncia a la amargura del libro de Historia.

Por último, vuelta a la Competición; vuelta a la triste realidad. Para esto, nada mejor que el cine alemán moderno, excelso en lo referente a reflejar la melancolía vital. Thomas Arslan presenta “Helle Nächte”, sobre el intento de reconciliación entre padres e hijos. Sobria y contenida, da la sensación de ser un viaje en círculos. El concepto central (la vida, incluso en momentos de alegría, es triste) se repite durante hora y media. No llega a cansar, pero desde luego no cala. Una película digna en su acercamiento al drama familiar... indigna respecto al escenario donde se presenta.