Victor ESQUIROL
TEMPLOS CINÉFILOS

Con extra de adamantio

Por mucho que lo evites y apartes la mirada, topas con el espejo y este, sincero a más no poder, te muestra lo evidente: que el pelo ya no crece ni tanto ni tan rápido, que los dientes no están tan blancos y que las cicatrices tardan mucho más en cerrarse. Lo dijo Danny Boyle y lo ha repetido hoy mismo James Mangold: “Nos hacemos viejos”. Más rápido aún, permítanme el añadido, si vivimos en un festival de cine.

La Berlinale clausuró su 67ª edición con un broche de adamantio, invocando una de las super-producciones más esperadas de la temporada. “Logan”, libre adaptación del comic “El viejo Logan”, es la tercera aventura en solitario de Lobezno, de largo la mejor entrega de la trilogía fílmica (un honor fácil de conquistar), básicamente por su atrevimiento y falta de límites. A pesar de una gestión descompensada del ritmo que deja en evidencia a la propuesta en sus tiempos muertos, cuando esta desata su lado salvaje, se convierte en una atípica gozada. Sangrienta, valiente en la toma de decisiones importantes e inteligente a la hora de captar el tono crepuscular que exige la historia. La dupla Hugh Jackman & James Mangold funciona, ahora sí, a un nivel más que satisfactorio. Tanto, que éste apunta a nuevo capítulo de culto en esa mitología moderna que son las superhero movies.

También hubo tiempo para una última hornada en la Competición. Tres títulos, ni más ni menos, fueron los que entraron sobre la bocina. La brasileña “Joaquim”, de Marcelo Gomes, llama por su carácter iconoclasta a la hora de retratar la –codiciosa– fundación de la nación carioca, pero repele por cómo esa anti-épica se adueña de una narración demasiado anémica, desinteresada... aburrida. Por su parte, la cinta de animación china “Have a Nice Day” se confirmó como esa alocada joyita que la Berlinale tiene a bien colocar cada año en la Sección Oficial. Bravo por el atrevimiento de los programadores, y por el de Liu Jian, director de esta cinta, quien empapándose de referencias y referentes del thriller gamberro anglosajón, factura una divertida propuesta que incide, de forma certera y violenta, en el materialismo aberrante de la China moderna. Por último, el rumano Calin Peter Netzer con “Ana, mon amour”, drama adulto entre Cianfrance y Farhadi, bien contado y rico en capas, pero sin duda excesivo. A lo martillo pilón: el propósito es no parar hasta contagiarnos la depresión de los protagonistas. Misión cumplida, pero más por saturación que por precisión.

Y fin. Todo visto para sentencia en la Competición. Si se cumple la lógica, Aki Kaurismäki debería retirarse con el Oso de Oro por la estupenda “The Other Side of Hope”, aunque si de maestros va el asunto, Hong Sang-soo podría poner también la cruz de conquista en Berlín gracias a “On the Beach at Night Alone” o, ya puestos, Sebastián Lelio con “Una mujer fantástica”. Pero si nos van las apuestas arriesgadas, no se puede descartar ni a Alain Gomis con “Félicité”, ni a Sally Potter con “The Party”, ni mucho menos a Ildikó Enyedi con “On Body and Soul”. Hoy veremos. Mientras, recordemos que estamos en manos de Paul Verhoeven. Otro “viejo loco”. Que Dios nos coja confesados.