Tuvimos que esperar a la segunda semana de Competición para que la 67ª Berlinale entrara en auténtica conmoción. No solo por el nivel de las películas a concurso (que también), sino por las declaraciones que se registraron entre proyecciones. Es sabido, los grandes certámenes viven más del micrófono de las ruedas de prensa que no de lo que se muestra en la gran pantalla. En estas que el gran Aki Kaurismäki presentaba ‘The Other Side of Hope”, su nuevo, esperadísimo... y por lo visto, último trabajo.

Ahí estaban, cien periodistas, más o menos, listos para recoger, sin saberlo ellos, el que iba a ser el gran titular del festival: Kaurismäki se retira. Lo dijo él mismo. Con aquel tono grave; con aquel inconfundible e inimitable posado serio... Es decir, justo como al hombre le gusta soltar sus bromas. Miren cualquiera de sus películas (por favor): con este cineasta finlandés, no hay carcajada sin haber antes fruncido el ceño. La broma, está demostrado, funciona así mejor.

Y así lo hizo en la última Berlinale. Mientras Aki anunciaba que lo dejaba... hablaba de la que será su nueva película, tercera pieza en su trilogía “sobre puertos”, iniciada con “El Havre’”y continuada con la mencionada “The Other Side of Hope”. Desconcertante, sí... y de un humor quintaesencialmente finés.