Natxo MATXIN
DERBI EN EL SADAR

Demasiada diferencia en los lances que acaban definiendo un partido

El Athletic sacó máximo rédito de la anemia defensiva rojilla en un derbi que tuvo escaso fútbol y todavía menor calidad. Osasuna, que sigue sin ver la luz en propio estadio, volvió a dar más facilidades de las que permite la categoría, un regalo que los de Ernesto Valverde no desperdiciaron para meterse de lleno en la pelea por un puesto europeo.

OSASUNA 1

ATHLETIC 2


Mucha distancia entre unos y otros, a pesar de que los números finales del marcador de El Sadar no lo dejasen tan claro. Porque en el último tramo del choque, los leones vieron tan finiquitado el partido que a punto estuvieron los anfitriones de darles un disgusto. Si la estirada de Oier en plancha en el tiempo de prolongación hubiese llegado al balón...

Lo cierto es que los rojillos lo tienen muy difícil para ganar un encuentro si siguen concediendo como lo han hecho a lo largo de la temporada. Semejante hemorragia en la zaga es demasiada rémora al enfrentarte a rivales de tanta calidad. El Athletic dio buena cuenta de todos estos obsequios y firmó su segunda victoria consecutiva lejos de San Mamés, todo un hito para su hasta ahora paupérrimo bagaje visitante.

Y no le hizo falta prácticamente nada para llevarse los tres puntos a Bilbo. Antes del descanso ya se podía decir que el derbi estaba casi ventilado. Un gol al cuarto de hora de envite de Aduriz en una jugada que dejó entrever todas las costuras de la retaguardia navarra ponía a los leones en el carril del triunfo y confirmaba la endeblez de los rojillos a la hora de contener.

El 0-2, al filo del descanso

La intentona por reaccionar del lado local se quedó en poca cosa, pues a los de Vasiljevic se les fundían los plomos conforme se plantaban en los dominios de Kepa. Solo Oier, en una jugada un tanto extraña y trabada, se sacó un centro chut que, para sorpresa de todos los presentes, acabó estrellándose en el palo. No sufría el Athletic y lo sabía. Tan conocedor del escaso mordiente del adversario como de que dispondría de algún otro lance para poner más tierra de por medio.

Esa jugada apareció al filo del descanso. El mejor asistente de la tarde de ayer, Óscar de Marcos, sirvió una pelota vertical al área, de esas que Osasuna no ha sabido cortocircuitar en todo lo que se lleva de campaña, para que Williams sacase a relucir su enorme punta de velocidad y, medio a trompicones y pegándole mordido al esférico, cruzase a la red ante la salida a la desesperada de Sirigu.

Todo parecía más que decidido. Beñat era un gigante en medio campo, Williams se convertía en todo un dolor de cabeza para David García, y solo el ímpetu de Oier parecía que podía animar el partido. Dispuso la escuadra navarra de sus opciones, pero tres de los balones más claros para encarar portería cayeron en las botas de De las Cuevas, cuya virtud no es precisa- mente la aceleración. Todas ellas murieron en las manoplas de Kepa o tras la línea de cal.

Sin embargo, el conjunto vizcaino vio colgada la piel del oso antes de cazarlo y Osasuna puso en liza al talentoso Sergio León, mientras la grada volvía a pedir la cabeza de Vasiljevic. En apenas unos minutos, el delantero cordobés dejó en evidencia que el serbio le hubiese relegado al banquillo. A la segunda arrancada, el escurridizo atacante se plantó solo ante el guardameta vizcaino y materializó con critero y calidad. Los de Ernesto Valverde le vieron las orejas al lobo y subieron la marcha, pudiendo colocar el 1-3 Aduriz –ya había dispuesto de otra gran oportunidad poco antes–, pero el electrónico ya no se movió.

Los juveniles, campeones

Mientras que al primer equipo las cosas no le van nada bien, al menos en Osasuna queda el consuelo de que siguen saliendo generaciones de jóvenes jugadores con nivel para competir con los más grandes. Gracias a su victoria (2-0) frente al Getxo, el conjunto juvenil rojillo se proclamó ayer campeón del segundo grupo de División de Honor. Las dos dianas fueron anotadas por Iván Martínez –la primera de penalti, cometido sobre él mismo–, un delantero que apunta maneras, con gol, picardía, colocación y velocidad. Que les enseñen a los mayores.