Aritz INTXUSTA

LAS DEUDAS DE MAJO CON HACIENDA, OTRO LEGADO DEL «CLAN» CORELLANO

Las constructoras ocupan el grueso de la lista de grandes morosos publicados por primera vez por la Hacienda navarra. Entre ellos figura Majo, una empresa que se manejó con un peculiar «modus operandi» y que ha dejado un agujero de 850.000 euros.

Pijuti, como era también conocido José Luis Navarro, cambió la historia de Nafarroa el día que echó el ojo a un joven delantero del Corellano. Él dirigía la Federación Navarra de Fútbol siendo peso pesado de UPN. Y aquel futbolista era Miguel Sanz, que acabaría siendo presidente de Nafarroa. Unieron su destino en lo político y también en los negocios, tal y como daba cuenta “ABC” en el año 1991 cuando recogió que Sanz (entonces vicepresidente) y Pijuti habían salido absueltos de un delito de estafa, tras haber sido denunciados por cinco personas de Gasteiz, Málaga y Santander. Ambos son patriarcas de lo que se conocería después como «clan de Corella».

Este clan alcanzó enormes cuotas de poder en lo político, en las finanzas y en el sector de la obra pública. En el año 2003, José Luis Larriú (casado con una hija de Pijuti) medraba en CAN como jefe del área de empresas. Su cuñado, Mario Ayensa (casado con otra hija), era el dueño de Obras y Excavaciones Majo y no le iba tan bien. Necesitaba liquidez. Larriú acudió entonces al responsable de Parafinancieros de CAN, porque la situación de insolvencia de Ayensa le hacía prácticamente imposible que se le concediera un crédito. La alternativa que proponían era un leasing de maquinaria pesada. Es decir, que se le proporcionaran excavadoras a cambio de que él fuera pagando un alquiler. A diferencia de un crédito, en un leasing el riesgo de impago no lo asumía la caja, sino una tercera empresa: Lico Leasing.

Resultó, sin embargo, que el responsable de Parafinancieros, Santiago Eraso, era un hombre honrado. Al revisar las cuentas de Majo, se dio cuenta de que sería incapaz de pagar ese alquiler a Lico. Por tanto, se negó a continuar con la operación. Larriú tomó las riendas entonces y validó personalmente el leasing a su cuñado. La resistencia que puso Eraso, sin embargo, la pagó cara. Fue apartado de sus funciones y trasladado a una de las oficinas de peor fama (en el poblado de Potasas). Asimismo, desde la caja se boicoteó un negocio paralelo de Eraso relacionado con las ventas de unas placas solares. Este banquero decidió no dejarse pisotear y llevó el caso a los tribunales por acoso laboral, relacionando su destitución con la operación de Majo. Y ganó. Se trata de una de las primeras sentencias por mobbing que llegaron a buen puerto en Nafarroa. La CAN tuvo que indemnizarle con 60.000 euros, si bien es cierto que Larriú salió absuelto.

Comienzan los impagos

La sentencia favorable a Eraso (que recoge todas estas conexiones familiares entre el dueño de Majo y Larriú) detalla cómo fue la operación. El leasing (por un valor aproximado de un cuarto de millón) se ató en una comida en el Asador Mutiloa, tras visitar las obras que realizaba Ayensa en la Autovía del Camino el 25 de junio de 2003. Majo, en ese momento, trabajaba como subcontrata para Harinsa (la empresa del primo de Sanz, Antonio Sesma, que quebró hace unos meses tras coquetear con responsables de la Púnica). En abril de 2004 comenzaron los impagos de Majo a Lico, que cerró con pérdidas.

Otro detalle del juicio es que en la vista tuvo que declarar el exvicepresidente de UPN Alberto Catalán (también de Corella). Ante la desesperación de verse defenestrado en la caja, Eraso, que militaba en Unión del Pueblo Navarro, pidió ayuda a la formación. Catalán declaró ante el juez que le escuchó porque escuchaba a todos los afiliados, pero que no intervino, ya que se trataba de una disputa entre afiliados. El dueño de Majo también pagaba su cuota al partido.

Acosado por las deudas, Ayensa dio a la marca Majo por perdida y trató de retomar la actividad con dos nuevas empresas. Las llamó Maquinaria y Servicios Alhama e Infraestructuras y Obras de Navarra (IONA).

En el año 2013, una sentencia del Superior de Justicia, detalla que la deuda de Majo con la Hacienda navarra procede de «la tributación por IVA de 2004 y 2005». Es decir, que Majo no solo no pagó el leasing, sino que tampoco pagaba a la Hacienda Navarra. Esta sentencia, que firma Joaquín Galve, resulta demoledora. Los jueces denuncian que estos cambios de denominación tenían como objeto rehuir sus obligaciones. «El tema se encuentra en estas sucesiones encubiertas con pretensión de fraude y apariencia de ficción, en donde, tras una auténtica trasmisión de elementos esenciales encubierta, se quiere favorecer una continuidad empresarial con distinta denominación y con aparente ruptura para evitar el pago y/o débito existente para con la Hacienda», dice la sentencia.

Los jueces detallan que Ayensa traspasó empleados, vehículos, maquinaria, y clientes de Majo a sus nuevas empresas. Por tanto, deteminan que también las deudas han de ser traspasadas. Por lo que se desprende ahora en la lista de morosos, cuatro años después de esta sentencia, Hacienda sigue sin cobrar 850.000 euros de la empresa Majo. Mientras tanto, en el sector de la obra pública se dice que Ayensa vuelve a la carga bajo una nueva denominación: Obramax 2000. Y también, que le ha echado un ojo a las obras del Canal de Navarra. Según su propia web, como IONA, este gran moroso con carné de partido trabajó en las obras del Tren de Alta Velocidad en el año 2012.