Ion SALGADO
Gasteiz
Interview
Eneko llinás

«Con los años le he cogido cariño a Ojo Biriki, me daría pena dejarlo»

El pasado 30 de julio se celebró el centenario de la comparsa de gigantes de Gasteiz. 46 gigantes y cabezudos procedentes de todos los rincones de Hego Euskal Herria desfilaron ese día por las calles de la capital alavesa. Entre ellos estaba Eneko Llinás, que desde hace doce años se transforma en Ojo Biriki cuando llegan las fiestas de La Blanca. Y lo hace con una misión: atemorizar a los más pequeños. «Parece una tontería pero así sacas la rabia acumulada», bromea. Y reconoce que es «muy diferente» vivir las fiestas como un cabezudo: «Eres parte de ellas, y tienes otra visión, una visión muy divertida. Es algo que hay que vivir».

Cuando se quita el disfraz de Ojo Biriki y deja su arma de goma espuma –antes eran de tripas de cerdo–, Llinás se convierte en un gasteiztarra raso que sale a disfrutar de las fiestas de La Blanca, a ser posible de día. «Algunos solo conocen el ambiente de la noche pero de día también hay conciertos y actividades, además de los paseíllos de los blusas y las neskas», señala. Si tuviera que elegir un punto de la ciudad durante estos días, se quedaría con el cruce de las calles Postas y Dato: «Aahí siempre hay meneo. O estamos nosotros o hay alguien haciendo malabares o hay alguien tocando...»

De cara al futuro, espera seguir siendo Ojo Biriki. «Me da pena dejarlo, le tengo mucho cariño», confiesa.