Víctor ESQUIROL
«The Disaster Artist»

¡Gloria al director!

La teoría de la valoración cíclica del arte intenta poner un poco de orden en el caos mental que se produce en nuestro interior cada vez que tenemos que enfrentarnos a una de esas piezas que desprende un insoportable hedor a descomposición. Hay películas que son tan malas, tan malas... que irremediablemente acaban siendo buenas.

Sucede lo mismo con los actores que aparecen en ellas. Nicolas Cage, por ejemplo, incombustible creador de basuras maestras... ¿es el mejor-peor o el peor-mejor intérprete de la historia? Seguramente ambas opciones sean correctas. Pues con Tommy Wiseau, tres cuartos de lo mismo.

¿Con quién? Con el director, guionista, productor y protagonista de “The Room”, el que muchos entendidos consideran como el peor filme de la historia. La organización de Zinemaldia se lució al apostar contundentemente por “The Disaster Artist”, making of de aquel horror; comedia meta-fílmica que dio a la competición por la Concha de Oro el aire y las carcajadas que tanto necesitaba.

Detrás de dicho proyecto se encuentra otro artista genial, siempre al borde del desastre total. El prolífico James Franco firma una desternillante cinta de cine de amiguetes, en reverencia burlona a esas pelis de amigachos que se disfrutan mejor en compañía de colegas, cervezas y... eso mismo. Como pez en el agua. Como Nicolas Cage en uno de sus muchos bodrios. Delante de las cámaras, James Franco se apunta una de las actuaciones más hilarantes de la década; detrás de ellas, compone una sentida y desde luego inteligente carta de amor al cine entendido como –cariñosa– burla colectiva. Como la mejor diversión del mundo.