Raimundo Fitero
DE REOJO

Otros sofás

No me gusta nada “Chester”. Tengo animadversión a Ristro Mejide. Le veo como una fusión molecular entre Pablo Casado en Albert todo por España. Es algo que me supera. También es que tengo mala suerte. Cuando por cumplir con mi insuficiente deontología profesional me paro a verle en alguna de sus múltiples apariciones televisivas, siempre acaba ofreciéndome su cara más detestable. Con Pilar Urbano hablando el Opus Dei fue un ejemplo solemne. Asegurar que se le curó su llamada de dios a base de señoritas italianas, me pareció de una banalidad supina y de un micromachismo que no ayuda a que pueda intentar una aproximación con el personaje. Ni con la persona que cobra los emolumentos y que se esconde tras las cámaras. No me interesa. Me parece de lo más pobre que ha sucedido en la tele. Prefiero, si ustedes me perdonan, a cualquier funcionario o funcionaria de “Sálvame” porque al menos no se creen nada de lo que mienten.

Hay otros sofás en el mercado audiovisual y no están en entredicho. Ni pontifican. Todas las series de situación americanas tienen un sofá central. El que más me excita las neuronas es el de “The Big Bang Theory”, que tenemos la suerte los de alguna plataforma de tener a nuestro alcance por lo menos un episodio en algún canal. Y nunca defraudan. Es una serie muy buena. Y lo seguirá siendo. Los sofás de Buenafuente y Broncano, las dos Bes de la noche, son excelentes en su variedad de forma y consistencia como propuesta de descarga de tensiones y sin necesidad de interponer entre los entrevistados y el público a un narcisista descolocado como Ristro. Y así muchos más, porque si algo es televisivo es el sofá. La silla, el sillón. Inda abandonó su sillón en La Sexta enfadado con el conductor. Una pose. Ese buitre no se pierde un sueldo ni más borracho de lo habitual.