Llevan ya dos décadas ejerciendo como la conciencia crítica de una sociedad burguesa que se cree muy culta y avanzada, pero que en realidad agoniza dentro de la decadente feria de las vanidades en que se ha convertido la civilización occidental. Agnès Jaoui, siempre en colaboración creativa con su pareja Jean-Pierre Bacri, ha dirigido las comedias ácidas y dramáticas “Para todos los gustos” (2000), “Como una imagen” (2004), “Háblame de la lluvia” (2008) y “Un cuento francés” (2013). “Place publique” es su quinto largometraje, en el que siguen fieles a sus señas de identidad, por más que haya quienes piensen que ya no tienen la cámara tan afilada.

El que en su nuevo trabajo muestren una visión decepcionada de la realidad actual no quiere decir que la película resultante tenga que ser decepcionante por defecto, sino que esos mismos contenidos sobre los que venían especulando se han ido vulgarizando, más aún desde la perspectiva del cine, que queda como una parte del negocio audiovisual absorbida por las televisiones. En consecuencia, Jean-Pierre Bacri fuerza la caricatura de la estrella de la televisión venida a menos, con un peluquín ridículo en su cabeza y un aspecto desmejorado.

En las afueras de París, a 35 kilómetros en línea recta del centro, la productora de su programa celebra la fiesta inaugural de su nueva mansión. Y a ella asiste como invitada su exmujer, papel que interpreta Agnès Jaoui. En su juventud ambos compartieron ideales, pero ahora él es un interesado mientras que ella permanece en el activismo. Por eso le pide que lleve a su programa a una refugiada afgana, pretensión que será uno de los tantos puntos de conflicto que van estallando en la reunión. A nuestro presentador en horas bajas también le revienta la presencia de un rapero e ídolo juvenil de las audiencias, con Mister V haciendo de sí mismo.