EDITORIALA

Alarde discriminatorio, ni en nombre de la tradición

La tradición es el único argumento invocado ya en Irun y Hondarribia para intentar justificar el Alarde discriminatorio. Pero pocas estructuras existen en la sociedad actual más tradicionales y tradicionalistas que la Iglesia católica, y hoy es el día en que el párroco de Hondarribia, Victoriano Etxabe, ha anunciado su decisión de «cambiar de aires» tras un llamamiento desde el atril a solucionar el conflicto que no gustó a parte de la concurrencia, hasta el punto de que una feligresa tomó el micrófono para afeárselo. Aunque parezca una anécdota, supone más que un detalle: este 2018 ha dejado claro que los partidarios de mantener la discriminación a la mujer son cada vez menos y se saben cada vez más débiles, pero ello, en lugar de propiciar la reflexión, les ha llevado a endurecer su rechazo, a atrincherarse.

El hecho objetivo de que estos alardes se celebren una vez al año ha contribuido a que el conflicto de Irun y Hondarribia casi se haya eternizado, como si fuera una liturgia anual deprimente pero puntual, una fiebre pasajera, una anomalía extravagante del país. Sin embargo, en este casi cuarto de siglo la concienciación en torno a la igualdad y a los derechos en general ha avanzado tremendamente, como mostraron la huelga y las arrolladoras movilizaciones del pasado 8 de Marzo. Quienes en Irun y Hondarribia persisten en aferrarse al pasado no solo luchan contra la libertad, también lo hacen contra el tiempo.

Su único agarradero hoy día son dos ayuntamientos, gobernados históricamente por PNV y PSE, que sacrifican principios por votos. Cuando ayer Victoriano Etxabe dijo tener apoyo en privado del alcalde jelkide, Txomin Sagarzazu, venía a poner el dedo en esa llaga por la que sangra hace años Hondarribia. Ya no habrá más Alardes antes de los siguientes comicios municipales, de mayo de 2019. Sería imperdonable que en junio en Irun y en setiembre en Hondarribia los siguientes no se celebraran ya en igualdad y en paz. Será tarde, sin duda, pero esto ya no da para más.