Raimundo Fitero
DE REOJO

Exagerar

Ha aparecido en televisión José María Aznar, debido a su comparecencia en una comisión sobre la corrupción en la banda de Aznar, Rajoy y Casado, también conocida como PP, para demostrar, una vez más, que es una de las gangrenas de la menguante democracia tutelada en el Reino de España. Es un macarra de mierda, crecido siempre por las alzas de sus zapatos ideológicos, por toda una cohorte de beneficiados y beneficiarios. Sus intervenciones, su tono, es una muestra de la actitud totalitaria que representa y que canaliza ahora a través de su cachorro Pablo Casado, otro mentiroso compulsivo. Sus exageraciones contra Rufián e Iglesias lo delatan. Un peligro. Un tipo que no transmite nada más que totalitarismo, la cara del robo y la corrupción.

Pero esta excrecencia de una etapa antidemocrática no merece mucho más tiempo, porque existen otros momentos de exageración en otros ámbitos. A una mujer le explota en el metro de Madrid su tablet. Y se crea un estado de ansiedad, una estampida, unos momentos de pánico. Ella misma asegura que pensó que le habían colocado una bomba. ¿Quién, por qué, cuándo? En fin, casi en paralelo se conoce que un joven está herido por el incendio de su teléfono. ¿Son seguros estos aparatos? Ay.

Pero la exageración más curiosa es la de un reportero televisivo narrando la situación extraordinaria que está viviendo, como si no pudiera andar ni mantenerse en pie debido al huracán Florence, y de repente, en el mismo cuadro, aparecen por detrás de su teatralizada exageración dos ciudadanos andando tranquilamente, paseando. Una confirmación de que casi todo lo que vemos en televisión es mentira, engorda o está exagerado. A los reporteros se les exige fingir, mantener una tensión que no existe en ese momento del directo.