Pablo González
RUSIA RETRASA LA EDAD DE JUBILACIÓN

Las pensiones en Rusia, debate social e intrigas políticas

Las medidas aprobadas por el Gobierno de Rusia y luego suavizadas por el presidente del país, Vladimir Putin, siguen una clara tendencia mundial en la que el envejecimiento de la población se está viendo acompañado de iniciativas para retrasar la edad de jubilación. En este artículo analizamos las peculiaridades del caso ruso.

En el pasado queda la época en la que Rusia, en su versión soviética, vivía ajena a muchas tendencias de los países occidentales. La Rusia actual tiene gran parte de los mismos problemas que otros países desarrollados; uno de ellos es el envejecimiento de la población. Ello ha provocado que las autoridades hayan tomado una medida muy impopular: elevar la edad de jubilación. Irá subiendo paulatinamente unos meses cada año hasta ser, a partir del año 2034, de 60 años para las mujeres y 65 para los hombres.

Esta medida se ha tomado tras varios años de rumores y promesas como la que hizo Putin en 2005: «Mientras yo sea presidente, no se aprobará esta decisión», en referencia a subir la edad de jubilación. En julio de este año matizó su posición: «No me gusta ninguna opción que tenga que ver con subir la edad de jubilación. Y les aseguro que en el Gobierno hay poca gente a la que le guste esta medida». Aun así, el Gobierno presentó una reforma para subir la edad de los 55 y 60 años hasta los 63 y 65 para mujeres y hombres respectivamente. Y fue aprobada en julio por el Parlamento, donde el partido en el poder, Rusia Unida, tiene mayoría absoluta.

Miles de personas han salido ya en más de una decena de ocasiones a las calles para rechazar estas reformas. La última importante, el 9 de setiembre. Ante esta ola de protestas, Vladimir Putin se ha apuntado un tanto al hacer de político bueno en contraposición al Gobierno al anunciar que finalmente la edad sería de 60 y 65 años, así como otras medidas adicionales. Entre estas, que las madres de familia numerosa se jubilarán entre los 50 y 57, dependiendo del número de hijos; estará prohibido despedir a nadie en los cinco años anteriores a su jubilación; en zonas rurales las pensiones serán más altas; y la cantidad a percibir se doblará en rublos para 2024.

Con esta medida se acaba con el último ladrillo del bienestar social soviético. Desde 1932, en la URSS la edad de jubilación fue de 55 y 60 años. Rusia heredó esas cifras y no las pudo o quiso cambiar durante buena parte de los años 90 y 2000. En esa época, la esperanza de vida de la sociedad bajó hasta los 65 años de media, siendo la masculina de solo 58 años en los primeros 2000. Hoy en día, Rusia tiene la esperanza de vida más alta de su historia, 72 años para el conjunto de la sociedad (77 las mujeres y 67 los hombres).

Al mismo tiempo, hay menos gente en edad de trabajar por cada jubilado que nunca. Si en 1926 la relación era de 8 trabajadores por cada jubilado, pasó a ser de 4 a 1 en 1979, 3 a 1 en la actualidad y la previsión es que a principios de los años 20 Rusia tendrá 2 personas en edad de trabajar por cada jubilado. Según las autoridades, las arcas estatales serían capaces de mantener la situación un máximo de entre 7 y 10 años sin hacer la reforma, pero prefieren ser previsores y empezarla ahora de manera menos acelerada.

Con todas estas cifras, parece una situación inevitable, pero las protestas de la población se basan en que los jubilados son la clase social más desprotegida ante cualquier crisis económica. En la URSS las pensiones bases equivalían al sueldo medio recibido en los últimos años de trabajo, desde el 85% de los sueldos más bajos hasta una pensión equivalente al 50% del sueldo para quienes más cobraban. A ello se añadía todo tipo de bonificaciones para trabajadores de sectores como agricultura y minería, o para los trabajadores de zonas del extremo norte.

Actualmente, cada año llegan a la edad de jubilación entre 1,5 y 2 millones de personas, de las que cerca del 50% sigue trabajando. El motivo es mantener un nivel de vida digno. El sueldo medio es de 38.800 rublos (unos 500 euros), mientras que la pensión media es de 13.200 rublos (170 euros).

Las estadísticas oficiales marcan el nivel de pobreza en unos ingresos inferiores a 8.500 rublos (unos 110 euros), lo cual coloca a los jubilados en un grupo de riesgo de pobreza casi permanente. Por otro lado, las pensiones rusas son las más altas del espacio postsoviético sin contar con los países bálticos.

Los jubilados de territorios como Abjasia, Osetia o Transnistria reciben pensiones rusas, lo cual significa una carga adicional para Moscú ya que esos territorios no contribuyen a las arcas federales rusas.

Con la nueva reforma, el Gobierno promete aumentar significativamente las pensiones, casi doblándolas para 2024, cuando Putin acaba su mandato. Sin embargo, los críticos señalan que eso solo se puede lograr si se mantiene la inflación actual en torno al 3-4%. Pero si hay cualquier cambio brusco, como los ocurridos en la economía rusa en 2008 o en 2014, ese aumento no se notará.

Desde luego, el Estado ruso ha estabilizado sus obligaciones sociales y ya quedan atrás los meses de atraso en el pago de las pensiones y sueldos de funcionarios de los años 90, pero no se libra de tendencias globales, como el envejecimiento y el aumento de la esperanza de vida. Ello obliga a reformas tan impopulares como inevitables.

Sorprende, además, que se haga diferenciación entre hombres y mujeres, especialmente teniendo en cuenta que ellas viven de media 10 años más. Putin lo ha justificado por el hecho de que en ellas recae, además del trabajo profesional, buena parte de las tareas del hogar.