Arantxa MANTEROLA

CLAVERINA Y SORITA, ¿VECINAS (IN)DESEADAS EN LOS PIRINEOS?

La introducción de osos en el Pirineo no es un tema nuevo pero al hilo del plan 2018-2028 elaborado por el exministro de la Transición Ecológica Nicolas Hulot durante su breve mandato, los ánimos se han vuelto a encrespar más aún con la suelta de dos hembras en los valles de Aspe y Ossau.

En cuanto Hulot anunció en marzo pasado el inicio de este nuevo Plan Oso para el otoño las reacciones no se hicieron esperar. Enseguida ganaderos, pastores y otros sectores apoyados por un significativo número de electos mostraron su oposición. De hecho varios parlamentarios de los departamentos de Altos Pirineos y de Pirineos Atlánticos, entre ellos el diputado Vincent Bru y los senadores Max Brisson y Frédérique Espagnac, se reunieron con él el 31 de julio y le trasladaron su «opinión unánimemente contraria» a la introducción de los plantígrados. Aunque Hulot dijo «entender los temores» manifestados por pastores y ganaderos, el plan siguió adelante y se ha empezado a concretar de la mano de su sucesor, François de Rugy, con Sorita y Claverina, las osas traídas el 4 y 5 de octubre desde Eslovenia.

El revuelo originado por la llegada y las protestas y acciones de bloqueo organizadas por los opositores al proyecto hicieron que el gobierno optara por realizar los traslados por helicóptero. La tensión ha ido en aumento durante las semanas posteriores con manifestaciones y batidas de espantada contra los osos que, a su vez, han provocado la reacción inmediata de movimientos y asociaciones ecologistas en defensa del oso. Así, dieciséis asociaciones (France Nature Environnement, Fiep, Sépanso, Adet, Pays de l’Ours, Férus, etc.) han presentado una denuncia ante la Fiscalía de Pau por «tentativa de destrucción de una especie protegida en banda organizada». Para entonces, la propia Fiscalía había ordenado ya una investigación tras la batida organizada el mismo 4 de octubre, día en que llegó la primera osa, en los montes cercanos a la localidad bearnesa de Etsaut.

Alcaldes y electos también multiplican sus iniciativas. Unos cuarenta primeros ediles se reunieron el 7 de octubre en la Feria del queso de Laruns y decidieron crear un colectivo de electos ad hoc «para defender los Pirineos de los depredadores». Constatando que sus peticiones no han sido escuchadas por el gobierno, su portavoz, Etienne Serna, alcalde de Aramits, se preguntaba ese día «para qué servimos los electos» tras recordar que «107 de los 150 alcaldes del valle de Aspe habían escrito a Nicolas Hulot para contestar la reintroducción, que el Consejo Departamental había votado en contra, que los senadores han manifestado su oposición». Y añadió que habían «avisado a la Prefectura que podría haber ‘dramas’ con este asunto».

Ante este clima de tensión, GARA ha recabado diferentes puntos de vista entre varios conocedores de esta cuestión que tanta controversia genera. Así, Panpi Sainte-Marie, conocido sindicalista de ELB, hace también hincapié en que el Estado «pasa» de los pastores y ganaderos: «Nuestra opinión les importa un bledo. Somos pocos y pasa por encima nuestro dando prioridad a contentar a otros sectores como los verdes. No olvidemos que las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina. Sacrifican la montaña y quienes viven de ella. Lo peor es la confrontación que se crea y las graves consecuencias que puede acarrear».

¿Convivencia posible o imposible?

Insiste en que para nada están en contra del oso pero no entienden por qué lo traen aquí ya que su supervivencia en Eslovenia no está comprometida. «Allí no están en peligro, viven tranquilamente. No es normal que lo traigan a un espacio que no conocen, que resultará hostil para ellos porque, contrariamente a la situación de allí, aquí hay pastores, ovejas, caballos, vacas… que van a ser rivales suyos. La convivencia no es posible», declara.

Sin embargo, en algunos tiempos en el que todavía había osos autóctonos sí lo fue. El heletarra Xabi Goity que culminó sus estudios en la facultad de Ciencias de Burdeos con una tesina sobre el oso de los Pirineos conoce de cerca la cuestión ya que, entre otros, de 1998 a 2001 participó en programas de cohabitación, en particular en zonas de los Pirineos centrales donde, después de 30 o 40 años de haber desaparecido los osos locales «y con ello todo un patrimonio cultural», se habían introducido osos y se vieron obligados a «reaprender» métodos para dicha cohabitación. Convertido él mismo en pastor, confiesa que el tema es muy «complejo»: «No todo es blanco o negro y es difícil poner de acuerdo a todos los sectores afectados, pero no se puede decir que la cohabitación es imposible. Eso sí, no se puede ser simplista ni demasiado radical porque convivir de nuevo es complejo y representa un esfuerzo suplementario para el pastor que ahora no está acostumbrado a la presencia del oso».

Lo dice con conocimiento de causa puesto que él mismo, mejor dicho, su rebaño llegó a sufrir ataques por parte de los últimos osos pirenaicos. «Se les puede hacer frente con ciertas medidas y buenos perros Patou. Pero sé que en los Pirineos Centrales, con el oso esloveno, hay quien no puede hacer nada aunque cuenten con dos o tres perros muy buenos porque les planta cara; el oso esloveno es menos temeroso que el de Asturias/Cantábrico o que el extinto del Pirineo».

Para Goity, que aunque no ha vivido in situ este episodio de la suelta dado que en los últimos años ha ejercido su trabajo en los Alpes, el rechazo a la introducción del oso transciende la esfera del pastoralismo: «La población, en general, es favorable a ello pero esa buena disposición se va matizando entre los sectores más afectados como los habitantes de los valles y, ni qué decir tiene, en los pastores o cazadores directamente afectados por dicha introducción. También entran en este asunto los colectivos de defensa medioambientales (…) Y es, asimismo, una cuestión de democracia local, de recentralización diría yo. No hay más que ver la forma violenta en la que han introducido los osos con lo que [el gobierno] ha dejado claro a la población bearnesa que son ellos los que deciden. Es una forma de darle pintura verde a la línea medioambiental del gobierno actual. Es barniz».

Es crítico, asimismo, con la utilización incorrecta que se hace a menudo justificando esta introducción con el argumento de recuperar el oso pirenaico: «Desde el punto de vista genético, el oso de los Pirineos, como tal, ha desaparecido. Solo queda un ejemplar autóctono a medias, Canelito (hijo de Cannelle y de un oso importado de Eslovenia). Otra cosa es que se quiera introducir el oso en los Pirineos, eso se puede estudiar, pero no hay que presentarlo como un reto de recuperación del oso autóctono. El oso esloveno no necesita los Pirineos para estar preservado» apostilla coincidiendo con la opinión de Sainte-Marie.

El aspecto del origen del oso no es algo baladí. Pone como ejemplo la situación en Asturias: «Allí las cosas han ido con más serenidad y en eso ha tenido que ver, sin duda, que se trata de un programa de protección del oso local. El oso cantábrico no había desaparecido totalmente como pasó con el de Pirineo y eso es un matiz importante. No ha habido corte, es su oso. En los Pirineos mientras había osos autóctonos su presencia no se percibía de la misma forma que el que ha sido traído artificialmente. El oso local tenía otro estatus», indica Goity aunque reconoce que siempre ha habido sus más y sus menos en la cohabitación mencionando el episodio de la muerte de Cannelle por un cazador –«hay estúpidos en todas partes»– en 2004.

Al biólogo y profesor del Instituto de Murgia, Fernando Garitagoitia, gran conocedor del desarrollo del programa de protección del oso cantábrico, tampoco le convence el plan del gobierno de París: «No sé por qué ha optado por el oso esloveno cuando, genéticamente, el cantábrico es más similar al pirenaico. Creo que hubiera habido menos problemas porque no es tan carnívoro como el esloveno. Además los que traen a los Pirineos son los que están acostumbrados a alimentarse en comederos dispuestos exprofeso para habituarlos y así facilitar su caza. El cantábrico es herbívoro al 93% y se hubiera adaptado mejor en el entorno pirenaico y hubiera sido menos problemático».

Precipitación de París

Considera, asimismo, que las autoridades francesas se han precipitado «cuando han tenido un montón de años» para arreglar el problema del oso en los Pirineos y evitar su desaparición: «Empezaron a soltar osos eslovenos cuando ya estaba a punto de desaparecer porque es eso, una suelta y no un plan de reintroducción». El bizkaitarra cree que no han evaluado con la debida profundidad la situación: «Para que un plan de estas características funcione, es indispensable contar primeramente con el acuerdo y la colaboración de los agentes que viven en el territorio y si no se tiene, al final es contraproducente para el propio oso».

«Si antes desapareció es porque había muchos problemas en los Pirineos. Lo primero que había que haber hecho es solucionarlos y, una vez hecho eso, empezar la introducción poco a poco, para mí con la especie cantábrica. No había tanta prisa ya que la especie autóctona no se va a recuperar», expresa.

El especialista recuerda que el oso requiere ciertas condiciones para adaptarse a un habitat seguro: alimentos, condiciones para reproducirse y tranquilidad. En los Pirineos, lo que actualmente más falta es lo último. En comparación, por ejemplo, con los montes del Cantábrico hay un montón de gente en los Pirineos (turistas, esquiadores, montañeros...). A todos nos gusta ir al Pirineo pero si se quiere repoblar con osos, lo primero es concertar con la población y después establecer un plan de introducción, con unos espacios delimitados específicamente donde puedan vivir en las debidas condiciones.

«Además, una vez más, –prosigue– el gobierno francés ha soltado los osos sin contar con los afectados de los otros territorios del Pirineo. Los han dejado en los valles colindantes con Nafarroa, Huesca, valle de Aran, sin acordarlo con las correspondientes entidades, como si los osos entendiesen de mugas. Lo que más pena me da es que en estos momentos se habla muchísimo del oso pero en plan malo, se le está demonizando e, incluso en sitios como en Asturias donde se han dado avances importantísimos en su protección, está cambiando la imagen que se tiene de él» manifiesta Garitagoitia.

Los argumentos del bizkaitarra, sin embargo, contrastan con los de otro especialista, el profesor Jean Louzet, colaborador de la asociación ecologista Sepanso, y también gran conocedor de la temática. Cree que el debate sobre la similitud genética, de la forma de alimentación y del territorio pirenaico demasiado frecuentado son «falsos». «El oso esloveno no tiene diferencia genética, ni es más carnívoro o más ‘salvaje’ que el cantábrico. Ahora bien, puede haber ejemplares sueltos que sean más agresivos. Y, respecto al espacio, en zonas más frecuentadas por el hombre que en los Pirineos, como en la comarca italiana de Abruzzo, no tienen problema para convivir» indica. No obstante, reconoce que para los pastores es una «carga añadida, aunque cuentan con bastantes ayudas (financiación para vallados eléctricos, para formación de perros pastores, asistentes de pastores...)».

Mientras, ajenos a los debates y conflictos humanos, Sorita y Claverina se preparan para hibernar. Es probable que la próxima primavera salgan a la luz con sus oseznos que en el aprendizaje de la vida tendrán que integrar también las consecuencias de compartir un territorio con la acción humana.

 

Hartzaren eraginez hildako abereen truke kalte-ordainak emateko sistema bat jasotzen du Planak

Pirinioetako Hartz Planak hartzaren eraginez hildako abereen truke kalte-ordainak emateko sistema bat barnebiltzen du. «Nahiz eta legalki behartuta ez dagoen, ingurumenaren aldeko elkarteen eskaerari jarraiki ezarri zuen Gobernuak sistema hori, era horretan artzain edo hazleek erreparazioa izan dezaten jasan ditzaketen balizko kalteengatik», nabarmendu du Pays de l’Ours-ADET elkarteak.

Nekazaritza eremuko profesionalekin adostutako baremoen, hildako animalien kategoriaren eta hildako abelburu kopuruaren arabera zehazten dira kalte-ordainak CIDO izeneko batzorde berezian. Aurretik, ordea, kaltea hartzek (edo otsoek Ekialdeko Pirinioetan) eragin duten edo ez egiaztatu behar dute ONCF Ehiza eta Fauna Basaren Bulegoko agenteek. Esate baterako, eraso batean hildako ardi bakoitzeko 290 euro inguru jasoko ditu artzainak kalte-ordain gisa. «Aberea hartzak hil duela onartzea, baina, konplikatua izaten da batzuetan. Euskal Herrian momentuz ez dugu hartzak hildako abererik izan, baina gure kide Confederation Paysannek dionez, hildako hiru aberetik bi jotzen dira soilik hartzaren biktimatzat», azaldu du Panpi Sainte-Marie ELBko kideak. Dena den, kontuan izan behar da egungo sistema berrikusteko ebazpen bat onartuko duela hilabete hasieran Senatuak, non, besteren artean, Europa mailan harrapari handien populazioen kudeaketa komuna planteatuko den.A.M.