Nora FRANCO MADARIAGA
Opera

«La bohème», Giacomo Puccini.Añorada juventud

Arranca la 67 Temporada de la ABAO-OLBE con un título querido por cualquier aficionado a la ópera, “La Bohème”; una ópera de sobra conocida a la que el director de escena, el argentino Mario Pontiggia, ha querido dar un aire nuevo alejándola de los manidos tópicos para dotarla –con gran acierto– de frescura y desenfado juvenil, apartando el drama del centro de la obra y ofreciéndolo como un aspecto más del transcurrir de la vida –la vida bohemia, en este caso–.

Este cambio de enfoque es, probablemente, la mayor aportación de esta producción, pero sin duda todas las miradas estaban puestas en el elenco y, sobre todo, en la soprano tolosarra Ainhoa Arteta que, si bien ha representado el papel de Musetta en infinidad de ocasiones, sorprende encontrarla en el rol de Mimì.

Y no fue una Mimì al uso. La madurez vocal de Arteta dibujó un personaje con mucho cuerpo al que pesaba un exceso de vibrato y lastraba, sobre todo en las notas largas y los agudos, una voz demasiado oscura para este papel. Sin embargo, esa misma madurez dotó de una serenidad y carnalidad al papel que la soprano transmitió de principio a fin con gran dominio.

El tenor rumano Teodor Ilincai tuvo una actuación mucho más irregular. Comenzó el primer acto con pequeños desajustes y una voz opaca que fue ganando brillo y estabilidad a lo largo de la función, pero que no terminó de brillar, eclipsado por el caudal vocal de Arteta y el volumen de la Orquesta de Euskadi a la que, probablemente por la dirección demasiado articulada y poco detallista de Pedro Halffter, faltó fraseo y profundidad.

Estupendo el barítono Ruciński que, pese a no tener un rol de excesivo lucimiento vocal, sí llevaba gran parte del peso de la obra, musical e interpretativamente. Bien también la Musetta de Jessica Nuccio aunque le faltó algo más de sensualidad en la voz. Muy correcto Menéndez y fabuloso el bajo Bączyk, que se llevó la más cálida ovación de la velada.