Aritz INTXUSTA
MEMORIA HISTÓRICA EN NAFARROA

CUANDO LOS ALUMNOS SACABAN A DESAPARECIDOS DE LAS CUNETAS

Nafarroa mantiene activo un programa pionero para trabajar la memoria en Secundaria y Bachillerato. Varios centros han llevado a sus alumnos a ver cómo se exhuman cadáveres de las fosas. Escuelas con Memoria fomenta la elaboración de materiales, la colaboración entre centros y ofrece formación para profesores. Además, facilita el contacto con las víctimas y las experiencias han permitido intercambios con centros de Dunkerque, Gurs y Bustarviejo.

César Layana es un profesor de instituto licenciado en Historia que trabaja en su sueño. «Las exhumaciones se van a acabar. Pronto llegará el día en el que se acabarán las pistas, se morirán los últimos testigos y los que sigan en las cunetas se quedarán ahí para siempre. Por eso hay que aprovechar ahora».

Layana ya no da clases. Ni en institutos ni en el edificio de Los Acebos de la UPNA, en el que figuraba como asociado. Ahora es el jefe de la Sección de Memoria del Gobierno. Su proyecto estrella es el programa Escuelas con Memoria. Y una de las cosas que hace es animar a profesores a que lleven a sus alumnos a ver cómo la Sociedad de Ciencias Aranzadi saca con sus pinceles y paletas a los desaparecidos tras el golpe de Estado de 1936.

«Nos avisaron esa misma mañana. Fue todo un jaleo tramitar todos los permisos. Cuando monté a todos mis alumnos en el autobús, ni siquiera sabían a dónde iban. Se lo conté por el camino», afirma Patxi Abasolo, profesor de Historia de Cuarto de la ESO en el Instituto de Mendillorri.

El autocar paró en Etxalaz el 26 de septiembre. Habían aparecido seis cuerpos en una fosa. Al terminar la jornada, un alumno redactó así su vivencia: «Es la primera vez que vivo una experiencia así. Mi primera impresión fue de sorpresa, pues nunca había visto el cuerpo de un muerto tan de cerca. Es impresionante pensar en cuánto tiempo ha estado ahí sin que su familia sepa nada de él, de qué le pasó. Me impresionaron también los dos hombres de 85 años que, con sus recuerdos, hicieron posible el descubrimiento. Pienso en lo duro que tuvo que ser para ellos vivir recordando eso que vieron. Me llamó la atención que un cuerpo todavía conservaba los botones de la camisa. Me pareció interesante todo: que a uno de ellos lo hubieran matado de un tiro en la cabeza, cómo se les puede identificar... Al principio, pensé que me daría asco, pero no. Valoro mucho lo que he visto».

El de este estudiante es uno de los resúmenes más completos del día, pues recoge los sentimientos más comunes entre sus compañeros, que se mueven entre la fascinación por los restos, la empatía hacia las familias de los desaparecidos, el interés por las explicaciones que les dio a pie de fosa el forense Paco Etxeberria y, sobre todo, la historia de los ancianos Juan Mendilazo y Nicasio Esquíroz, que fueron testigos, con 5 años, de cómo mataron a estas personas. «Cuando esa mañana en el autobús hablábamos de lo que íbamos a hacer, se acaloraron discutiendo por qué alguien había tardado tanto en contar lo que vio. Al volver, nadie discutió sobre eso. La experiencia les hizo entender el miedo que ocultó todo esto y por qué no hay que olvidar ahora», asegura Abasolo.

Además de la fosa de Etxalaz en Eguesibar, el Instituto de la Memoria ha llevado a alumnos de distintos centros a presenciar en directo las exhumaciones de Urdaniz, Burutain y Leranoz. En total, desde que se activó el Programa de Exhumaciones del Gobierno de Nafarroa, se ha rescatado ya a más de 80 personas de fosas y cunetas.

Trabajo en red rumbo a dunkerque

Visitar las exhumaciones es una de las actividades más vistosas de Escuelas con Memoria, pero el programa tiene una filosofía más profunda. Lo que se está construyendo es una red de centros, alumnos y profesorado que elaboran materiales didácticos y luego los comparten. «Empezamos con cursos de formación a profesores. El primer año, en 2016, teníamos al fascismo como temática. Al año siguiente continuamos con uno sobre itinerarios e imágenes con memoria y este año hemos profundizado en formación sobre mapas y cómo hacer excursiones a lugares relacionados con 1936».

Desde el Instituto de la Memoria se impulsa que sean los centros los que desarrollen sus inquietudes, siendo Layana y el equipo del Instituto de la Memoria los facilitadores de documentación y contactos de víctimas, testigos y expertos para garantizar esa transmisión intergeneracional de los recuerdos. Les pasan, por ejemplo, el número de la huérfana Áurea Jaso, para que les cuente su experiencia. «He estado en varios institutos. Es importante que lo aprendan. Han pasado muchos años, pero el dolor no acabó. Tengo la casa llena de las fotos de los que me faltan. Todavía les hablo», se emociona Jaso.

Jaso, junto con su marido, fue una de las impulsoras de las exhumaciones tempranas. Aquel movimiento que, tras la muerte del dictador, se echó con las palas a las cunetas en busca de sus familiares. En el marco de este impulso a los centros por reactivar la memoria el profesor Pablo Ijalba, del Instituto Valle del Ebro de Tutera, dirige ahora un trabajo de investigación con sus alumnos para investigar este movimiento y recoger testimonios orales en Erribera. «Además de este proyecto, mantenemos otro para buscar los nombres de los navarros que se llevaron al campo de Gurs», subraya Ijalba.

Las Escuelas con Memoria se han dado cuenta de que tener estos lugares de horror tan cerca resulta un tesoro. Y la prueba es que educativos del Estado francés han mostrado su interés en hacer intercambios de alumnos con institutos navarros para poder enseñar hasta dónde llegó el fascismo. Así, ha habido primeras experiencias con Gurs. Y la ikastola San Fermín realizó otro viaje a Dunkerque. Los estudiantes de Iruñea vivieron más de cerca la II Guerra Mundial, mientras los responsables del Lycée Noordover estaban interesados en conocer Sartaguda. Otros centros realizaron intercambios con Bustarviejo (Madrid) para ahondar en los trabajos con esclavos del franquismo.

Layana está convencido del potencial de estas actividades y de aprovechar educativamente la tragedia de la represión en Nafarroa. «Aquí no ha habido frente y eso hace que todo sea especial. Mediante intercambios, podemos conseguir que los alumnos visiten zonas donde ha habido batallas y conozcan también esa otra parte», dice el profesor. En concreto, ya que GARA es un medio nacional, menciona que sería interesante que se conocieran el Cinturón de Hierro.

Uno de los hitos del Instituto de la Memoria en el aprovechamiento educativo de este particular legado histórico fue convertir en GR el recorrido que realizó el fugado Jovino Fernández desde la cárcel de Ezkaba hasta llegar a Urepel. El curso pasado, nueve institutos realizaron esta marcha en dos etapas junto a expertos de la vida en aquella prisión, como Fermín Ezkieta, o el nieto del fugado Andrés Zudaire, al que fusilaron por intentar huir. El segundo día, cuando llegaron a Urepel, les esperaba la hija de Jovino. «Fue terriblemente emocionante para ella. Dijo que ver a todos esos estudiantes fue una de las experiencias más intensas que ha vivido», recuerda Josemi Gastón, responsable del Instituto de la Memoria. Gastón, también profesor, sostiene que Escuelas con Memoria juega un papel trascendental para que las nuevas generaciones no olviden.

 

Declaraciones

«A la vuelta en el autobús, nadie discutió sobre por qué la gente tardó tanto en contar dónde estaban los cuerpos. La experiencia de escuchar a esos dos ancianos les hizo entender el miedo que ocultó todo esto y por qué no hay que olvidar»

Patxi ABASOLO
Profesor de Historia del Instituto Mendillorri

«Para la hija de Jovino fue inolvidable. Me contó que ver a los estudiantes llegar a Urepel por la ruta que siguió su padre al escaparse de Ezkaba fue uno de los momentos más intensos de su vida»

Josemi GASTÓN
Responsable del Instituto de la Memoria

«He estado en varios institutos. Es importante que lo aprendan. Parece que han pasado muchos años, pero el dolor no acabó ahí. Les cuento lo que pienso, ya no tengo miedo a nada»

Áurea JASO
Huérfana pionera de exhumaciones tempranas

«Aquí no ha habido frente, eso hace que sea especial. Creo que con intercambios podemos conseguir que alumnos visiten zonas donde se batalló»

César LAYANA
Jefe de la Sección de Memoria