BIDASOA-IRUN 23

BARÇA LASSA 37

Nadie quería utilizar la palabra imposible tras lograr el pase a la final de la Copa Asobal 26 años después. Y lo cierto es que Bidasoa-Irun pocas –o ninguna– opciones tuvo de alzarse con el trofeo porque enfrente se topó con un equipo en «modo campeón» que aprovechó el poco acierto en ataque de los guipuzcoanos y una mayor calidad individual de sus jugadores para marcharse en el mercador a las primeras de cambio y, con una velocidad de crucero, dirigirse hacia su 14º título de esta Copa, el octavo de manera consecutiva, y el cuarto del Barça en lo que llevamos de temporada.

Lo positivo que tiene que sacar el equipo dirigido por Jacobo Cuétara es que, tras muchos años –demasiados– a la deriva, el conjunto ha vuelto a la élite y este solo debe ser un pequeño paso –o grande, el tiempo lo dirá– para consolidarse entre los mejores del balonmano estatal y, por qué no, internacional.

Un parcial de 0-6 de inicio

La emoción con la que se afrontaba la final por parte de la afición del Bidasoa-Irun –el equipo estuvo arropado por un gran número de seguidores en el pabellón Barris Nord de Lleida– se disipó muy pronto, demasiado quizás. Y es que los catalanes se adelantaron 0-6 y los irundarras no se estrenaron en el marcador hasta el minuto 14.

Jacobo Cuétara solicitó un tiempo muerto para animar a los suyos a seguir igual, que solo faltaba el gol, pero el Barça estaba muy lanzado y además Gonzalo Pérez de Vargas fue un muro infranqueable. En los trofeos individuales, el Barça también ganó. Palmarsson se llevó al de mejor jugador, Pérez de Vargas al de mejor portero y Mortensen al de máximo goleador.