Joseba VIVANCO
Internacional

Menudo quilombo

En la actualidad más de 2.600 futbolistas argentinos juegan fuera de su país, el último en despedirse el prometedor central de BocaJuniors de apellido vasco, Balerdi. Nada que ver con el «Dani Alves nigeriano» fichado por un club lituano y que no era quien decía.

Decía el malogrado Osvaldo Bayer que a principios del siglo pasado en la Argentina «en cada barrio nacían uno o dos clubes. Se los llamaba Club Social y Deportivo, que en buen porteño significaba ‘milonga y fútbol’». Contaba, en el libro ‘‘Fútbol argentino’’, cómo «los anarquistas y socialistas estaban alarmados. En vez de ir a las asambleas o a los pic-nics ideológicos, los trabajadores concurrían a ver fútbol los domingos a la tarde y a bailar tango los sábados a la noche». Hasta «el diario anarquista La Protesta escribía en 1917 contra la ‘perniciosa idiotización a través del pateo reiterado de un objeto redondo’. Comparaban, por sus efectos, al fútbol con la religión, sintetizando su crítica en el lema: “misa y pelota: la peor droga para los pueblos». Vamos, el pan y circo de toda la vida, en modo fútbol.

De ser entendido por sus exportadores ingleses como una práctica de altos valores, a acriollarse en apenas una generación. Desde entonces, el balompié, sentimiento que «atraviesa la construcción de la identidad» de los argentinos, como refiere el historiador y autor de ‘‘Historia social del fútbol, del amateurismo a la profesionalización’’, Julio Frydenberg, ha dado lo mejor de sí mismo... al mundo entero. Ya desde la profesionalización del fútbol en el país, allá en 1931, se destapó un proceso que ha tenido continuidad hasta hoy, cual es, más y más chicos jugando al balón, «cada vez más con el deseo de triunfar, erigirse como un jugador en el exterior y ‘salvarse’, como le llamamos aquí. Proceso que promueven los padres y algunos clubes».

El último de estos ejemplos, la ultima perla de Boca Juniors Leonardo Balerdi, apellido vasco, cabeza amueblada dicen los que le conocen, prometedor central de solo 19 años y 1,81 de estatura, apenas cinco encuentros como profesional con los ‘bosteros’ y por el que el Borussia Dortmund acaba de desembolsar 16 millones de euros. Quinta venta más cara de la historia xeneize y enésima ‘fuga’ de un diamante patrio.

La lista de argentinos que juegan al fútbol fuera del país austral, que encabeza Lionel Messi e incluye a figuras como ‘Kun’ Agüero o Paulo Dybala, llegó el año pasado al récord histórico de 2.619, según un informe publicado por la agrupación Futbolistas Argentinos por el Mundo. El informe también señala que hay al menos 45 argentinas que juegan fuera del país sudamericano. Y, por si fuera poco el éxodo, hay 880 futbolistas más de los que se conoce el país en el que están, pero no el club. Y es que el rastreo se hace incluso por las redes sociales. «Facebook es como una vieja guía telefónica para nosotros. La mayoría dejó de publicar en Facebook y se pasó a Instagram. Nos pasó con Matías Defederico, que de repente, de un día para el otro, publicó una foto en una isla griega. Le hablamos y nos dijo: ‘Estoy de vacaciones pero en cualquier momento firmo con un equipo’. Y lo hizo», revela a EFE Claudio Aiuto, uno de los responsables del estudio.

«El éxodo es cada vez más grande. El censo lo lanzamos dos veces al año y ya venimos hace tres o cuatro archivos que marcamos número récord. No sé si la búsqueda es cada vez más eficiente, tal vez sí, tal vez buceamos un poco más abajo cada vez, especialmente en España e Italia, pero yo creo que es por otro tema», aclara.

El ránking lo lidera España con 731 jugadores, le sigue Italia con 404 y lo completa Estados Unidos con 230. Y de entre todos ellos, la ‘joyita’ de la corona en ultramar, que no la ‘perla’, es un primo del ‘Kun’ Agüero, en concreto Nelson Chapado Agüero, actualmente dando patadas al balón en el Grenades de Antigua y Barbuda. «El pibe es medio mochilero, cada tanto aparece en algún lugar medio raro. Tiene una trayectoria bastante rara, aparece jugando en países medio bizarros. Al chico este lo tenemos en Facebook y aparece en cualquier momento en cualquier lado, lo vamos rastreando nosotros», detallaba.

El primo-hermano del ‘Kun’ inició su carrera profesional a los 16 años, en Argentina, para luego probar fortuna en su Paraguay natal, Bolivia, Indonesia, Finlandia, Honduras... Hoy, a sus 27 años, se desempeña –se supone, vaya usted a saber– en una liga caribeña de diez equipos. La suya sí que sería una historieta para la nueva plataforma Otro, una red social en la que deportistas famosos, entre ellos Messi, Neymar o Lukaku, se comprometen a generar contenidos audiovisuales y exclusivos a los que acceder previo pago, aunque solo sea de 4 euros mensuales. Los diez futbolistas más seguidos del planeta en Facebook, Twitter o Instagram suman tantos seguidores como los veinte clubes más valiosos del mundo, con 1.200 millones de seguidores, según datos de 2018. Pues imaginen vídeos ingeniosos, llamativos, curiosos protagonizados por los propios futbolistas, en los que ellos se llevan un pellizco por su dedicación. La pregunta es, ¿y los clubes, qué?

Agentes falsos, identidad falsa...

Una cuestión que, desde luego, no le preocupa lo más mínimo al modesto FK Palanga, que acabó séptimo de ocho equipos en la Liga lituana y comenzó la temporada metido en un sinfín de problemas financieros. Pescando jugadores fáciles, halló un filón nigeriano, entre ellos, a un chaval de nombre Kolejo Yusuf Olalekan, que nadie sabe de dónde venía, acompañado de un falso agente español. En una entrevista el jugador se presentó como «el Dani Alves nigeriano», decía aspirar al título con el Palanga, pero lo cierto es que ni ha jugado ni aparece registrado y fue descubierto por algunos medios ‘viviendo’ en la calle. Según ha contado ahora él, habría llegado a Lituana desde Dubai, vía Egipto, a cambio de 860 euros a otro falso agente; según el club, fichó a este «prometedor sub21 nigeriano» por Internet a una conocida agencia de representación con un sueldo de 1.000 euros mensuales, extremo que niega la referida agencia, que ni conoce al club lituano ni al futbolista. La realidad es que había llegado lesionado, con una falsa identidad, ha pedido perdón, argumentó que tenía a su mujer a punto de dar a luz, pero el Kalanga deshizo el contrato. ¿Cómo acabó la historia? Huele a estafa a varios clubes lituanos, los cuales, sin demasiados recursos, fichan futbolistas con las únicas referencias de las redes sociales o incluso vía Wikipedia, como hizo hace un año otro equipo, para alboroto mediático, con un congoleño.

Balotelli, al Marsella

Estos problemas, desde luego, no los tiene Mario Balotelli, en las filas del Nice, que será nuevo jugador del Marsella, se dice, a cambio de dos millones de euros de ficha hasta final de temporada. Equipo marsellés que no pudo pasar del empate en casa con el Mónaco ya no solo de Henry, sino también de Cesc Fábregas, flamante fichaje invernal para que los monegascos salven la categoría. Por cierto, anoche, Mónaco ante Nice, duelo de banquillos entre Thierry Henry y Patrick Viera, dos de los ‘Invencibles’ del Arsenal campeón. Morbo asegurado.

Los Gunners fueron los perdedores de la jornada en Inglaterra al salir derrotados como el Tottenham, que no solo cayó 0-1 ante el renacido Manchester United de Solskajer y las 11 paradas que firmó un enorme David de Gea, sino que pierde por lesión a su goleador Harry Kane hasta marzo. El resto, Liverpool y City, ganaron, el Burnley venció 2-1 al Fulham sin disparar ni una sola vez entre los tres palos –gracias a dos autogoles– y este fin de semana la atención se la lleva el Arsenal-Chelsea. Y a la chita callando, el Watford del navarro Javi Gracia, séptimo.

Es líder en solitario en Segunda el Leeds de don Marcelo Bielsa, cuyo espionaje al Derby County –o ‘Country’, como diría el argentino– está dando de qué hablar. La moral inglesa frente al ardid sudamericano en torno a un balón. «Fue la mano de Dios», podía escudarse el ‘Loco’ como Maradona. O como diría el gran Adolfo Pedernera, «no es cierto que anduviéramos por ahí corriendo mujeres. Nosotros no las corríamos: ellas se dejaban agarrar». Vaya quilombo...