Aritz INTXUSTA
iruñea

El Gaztetxe Maravillas vuelve a okupar Rozalejo

El Gaztetxe Maravillas reclamó de nuevo el Palacio de Rozalejo. Tras demostrar músculo con una manifestación a la que acudieron miles de personas, más de 5.000 según Policía Nacional y los convocantes, unos encapuchados se asomaron a los balcones de la segunda planta desde el interior del edificio. La multitud estalló en una fiesta en la plaza de Nabarreria y comenzó a gritar “Un desalojo, otra okupación” y “Maravillas, aurrera!”.

El Maravillas repitió la hazaña de agosto pasado. Entonces, el gaztetxe fue desalojado y vuelto a okupar en un solo día, aprovechando la gran afluencia de gente a la manifestación de protesta de la tarde. Ocurrió el día 17. En esta ocasión, el Gobierno, que es el titular del inmueble abandonado, desalojó el edificio con una treta jurídica el 8 de enero cuando la Policía Foral entró de madrugada y encontró el espacio vacío. Ayer, doce días después de perder el edificio, los okupas volvieron a entrar.

Todo empezó con una manifestación muy numerosa. Cuando la cabecera torcía hacia Yanguas y Miranda, la cola estaba en el portal 9 de Baja Navarra. Unos 450 metros de longitud que, teniendo en cuenta que en la mayoría de los tramos la protesta ocupaba también la acera, hacen las estimaciones superiores a 5.000 personas razonables, si bien GARA no pudo realizar el conteo por filas (precisamente por ese avanzar poco habitual por la acera debido al ritmo lento que marcó la pancarta).

La manifestación había partido de varios puntos de Iruñerria y las distintas columnas confluyeron en la Plaza del Ayuntamiento poco después de las cinco de la tarde. Después de recorrer las calles principales, la manifestación regresó otra vez a Alde Zaharra, adentrándose hasta Nabarreria. Allí, esas miles de personas dieron la cobertura necesaria para que quienes habían accedido al interior del edificio pudieran desplegar las pancartas reivindicando el regreso de Maravillas y abrieran un agujero que permitió que la gente, de nuevo, entrara al interior. “Gaztetxerik gabe, bakerik ez! Maravillas herriarentzat”, decía la enorme pancarta. El ambiente era de fiesta.

Vuelve «a manos del pueblo»

«El Palacio Marqués de Rozalejo vuelve a estar en manos del pueblo, de donde nunca jamás debiera haber salido. El Gaztetxe Maravillas vuelve a la vida que nunca le debieron arrebatar», asegura un comunicado remitido por el gaztetxe a los medios de comunicación . «Tras un violento desalojo y de una posterior ocupación policial que duró varios días y que se saldó con más de 100 personas heridas, tras ver cómo cerraban con total impunidad ante nuestras narices el gaztetxe que con tanto esfuerzo y cariño habíamos construido y después de aguantar las calumnias y mentiras para desprestigiar y denostar nuestro trabajo, hemos dicho basta», subraya esta nota. Hoy darán una rueda de prensa.

Además, advierten que no van a «tolerar ni un segundo más que el capital siga apropiándose y privatizando los bienes colectivos. No vamos a permitir que nos sigan arrebatando nuestros sueños a golpe de tapias de chapa y hormigón». Según afirman, no van a retroceder.

Sin embargo, pese a que la sensación de esas miles de personas era ayer de fiesta y euforia, las primeras imágenes que se vieron del interior del edifico mostraban un deterioro muy importante de las instalaciones con las que contaba el gaztetxe.

Parte de las obras realizadas en estas dos semanas en las que el Gobierno recuperó el control del Palacio ya habían salido a la luz. Manu Ayerdi, el vicepresidente, relató en rueda de prensa todas las deficiencias de seguridad que habían encontrado los técnicos de patrimonio en el edificio. Cabe recordar que el principal motivo en el que apoya el Ejecutivo la decisión de desalojar el lugar es, precisamente, la seguridad del Palacio y de la personas que pueda haber en el interior. Uno de los riesgos que más remarcó fue el de incendio, debido a la conexión ilegal de la corriente eléctrica y la acumulación de madera en el interior, motivo por el cual sacaron prácticamente toda la madera que había en el interior. Otras partes fueron reforzadas con hileras de puntales.

En último término, cabe recordar que existe un proceso judicial abierto contra 22 personas (más otras cuatro cuya causa se ha derivado a un juzgado de menores) por un delito leve de usurpación. Cinco de ellas fueron identificadas en el momento de la primera okupación (septiembre de 2017) y el resto, durante la operación de desalojo de agosto, cuando se les identificó en el interior.