Mikel CHAMIZO
DONOSTIA

Un nuevo doble CD recoge catorce composiciones de Félix Ibarrondo

Nacido en Oñati en 1943 en el seno de una familia de tradición musical, Félix Ibarrondo se ha convertido en una de las compositores más importantes de su generación. Se formó en los Conservatorios de Donostia y Bilbo, y cursó estudios de Filosofía y Teología. Reside en París desde 1969, aunque mantiene un estrecho contacto con músicos de Euskal Herria, que han participado en esta nueva grabación de 14 de sus composiciones más recientes.  

El sello Orpheus Classical acaba de publicar un doble CD dedicado al compositor oñatiarra Félix Ibarrondo, una de las figuras más prestigiosas de la música vasca contemporánea. Bajo el título “Barne Hegoak”, el disco recoge un total de catorce creaciones para diferentes formatos, desde obras para piano solo o txistu hasta conjuntos instrumentales de gran tamaño, que han sido compuestas en su mayor parte a lo largo de la última década. Muchos de los intérpretes que participan en la grabación son vascos, por lo que el CD, además de permitir el descubrimiento de la obra reciente de Ibarrondo, hace patente el nivel actual de la interpretación del repertorio contemporáneo en Euskal Herria.

Ibarrondo estudió composición con Juan Cordero en Bilbo, pero el hallazgo de su verdadera voz no se produjo hasta su traslado a París con 26 años. Del estilo clásico que practicaba en Euskal Herria, Ibarrondo pasó a integrarse rápidamente en la vanguardia musical francesa. Las melodías y armonías de corte tradicional de sus primeras obras dieron paso a una música que suele describirse en términos de gestos, movimientos dinámicos, derivas masivas del sonido y trazos que surcan el espacio vibrante de la sala, y que destaca por su enorme intensidad, a veces rayante en la violencia para los oídos poco acostumbrados.

Importantes figuras de la música francesa detectaron la particularidad de la voz de Ibarrondo y le ayudaron a desarrollarse musicalmente en aquellos primeros años en París, especialmente Max Deutsch, Henri Dutilleux y Maurice Ohana, quien le enseñó «a ir más allá de la técnica, a detectar la raíz de la sensibilidad, al lugar íntimo del que proviene la verdadera música». Aunque su mundo estético es tan personal que resulta, en cierto modo, único, Ibarrondo se convirtió rápidamente en figura paradigmática de lo que, desde el extranjero, se entendía como los valores de la cultura vasca. Harry Halbreich, uno de los musicólogos más influyentes del siglo XX, escribió sobre el compositor oñatiarra que «encarna completamente las cualidades de su gente: ardor concentrado, vehemencia de la expresión que puede llegar a la violencia, prioridad de la experiencia vital sobre la abstracción y los sistemas, generosidad y apertura a la perspectiva de un humanismo sin concesiones ni complacencia».

 

Vascos e internacionales

Aunque su vida y su carrera se han desarrollado en París, donde sigue residiendo en la actualidad, Ibarrondo ha mantenido un contacto constante con la vida musical de Euskal Herria. Muchas de las obras que recoge el disco son fruto de esas relaciones, por ejemplo “Eziñeruntz” y “Ayeo”, escritas por encargo de la asociación de defensa del txistu Silboberri, o “D’un souffle”, compuesta por petición de Musikene y que fue estrenada por la Sinfonietta de este centro en 2017.

Las otras creaciones de cámara que recoge el disco son “Akaitz”, interpretado por el Ensemble Mallorca; “Obsidienne”, en manos del Ensemble Kuraia de Bilbo; “Aruntzka”, estrenada en 2017 en Durango, por el Ensemble Silboberri dirigido por Txaber Fernández; y “Uritz”, un cuarteto para flauta y trío de cuerdas que interpreta Xare Laborategia.

Entre las obras para solista o dúo se incluyen “Hangoak” para saxofón, en la versión de Joël Versavaud; “Boreas”, por la clarinetista Jone Bolibar y el violonchelista Iván Casado; “Epitafio”, por el barítono Fernando Latorre y la pianista Itziar Barredo; “Inukshuk”, en manos del pianista Alfonso Gómez; “Ishtar”, por el violista Christophe Desjardins; “Arinak”, una obra para acordeón defendida por José Antonio Hontoria; y “Rosseta”, por el pianista François Rossé.

 

Reconocimientos y un estreno en Bilbo

A lo largo de su carrera, Félix Ibarrondo ha sido galardonado con varios premios importantes, entre otros el Premio Oscar Esplá y el Premio Lili y Nadia Boulanger de la Academia Francesa. El último reconocimiento le llegó el pasado 28 de diciembre, cuando el Consejo de Ministros del Estado español le distinguió con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2018, junto a otras veinte personalidades de la cultura como los cantantes Rubén Blades y Gilberto Gil, los actores Penélope Cruz y Gerardo Vera o el cocinero Ángel León.

El próximo estreno de Félix Ibarrondo en Euskal Herria tendrá lugar en Bilbo el martes 12 de febrero, en el marco del Ciclo de Música Contemporánea que organiza la Fundación BBVA en la Plaza San Nicolás. La obra, titulada “Hamarka”, es un dúo para arpa e instrumentos de percusión compuesta en 2009 pero que verá la luz en esta ocasión de manos de los músicos del Insomnio, un conjunto holandés de gran renombre en el circuito de la música contemporánea europea, que interpretará además otra obra de un compositor vasco, “Jukal” de Gabriel Erkoreka. M.C.