Iñaki IRIONDO

Viajes, alforjas, inmersiones y suerte

El consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, agradeció a EH Bildu que hubiera consentido la aprobación de las leyes, pero ironizó con lo fácil que es no votar, aunque reconoció que también en sus tiempos de diputado jeltzale en Madrid había practicado lo que definió como «inmersión» y que escenificó simulando sumergirse levemente tras un escaño imaginario para no votar.

Azpiazu es un consejero que se expresa con naturalidad y cercanía, sin algunos de los corsés que atenazan a otros gobernantes. Acabado el pleno y conocido el resultado final, se preguntó «si para este viaje hacían falta tantas alforjas», porque le quedaba la duda de que aunque no hubiera dividido en tres la ley única inicialmente presentada habría obtenido a la postre el mismo resultado de su aprobación global. Ahí le quedará esa incógnita, aunque cabría pensar que esta vez el Gobierno ha tenido el cruce de un golpe de suerte, a la que en el futuro no le convendría seguir tentando.

Da la impresión de que los grupos de la oposición han perdido el miedo a decir no cuando se les pretende hacer comulgar con ruedas de molino. Pero al mismo tiempo, pese a las acusaciones que lanza el Gobierno y los partidos que lo sustentan, se muestran también abiertos al diálogo y la negociación, aunque esto no necesariamente suponga que al final se llegue a un acuerdo. El Gobierno no debiera sacar la conclusión de que podría haber mantenido la ley única inicial, sino la de que debe hablar más con la oposición.