Las aguas bajan revueltas por el barrio de Nervión, donde se ubica el Sánchez Pizjuán. El ambiente está enrarecido en el Sevilla, donde se han avivado las dudas sobre la capacidad de Machín, su entrenador. Da igual que estén en octavos de final de la Liga Europa, que ocupen plaza europea en la Liga y que en la Copa hayan sido eliminados por el Barcelona, quieren más.

En este ambiente de «crisis» y con el Slavia Praga (jueves a las 18:55 horas, ida de octavos) y la Real (domingo, 18:30) en el horizonte, Joaquín Caparrós, su director de Fútbol, se vio obligado ayer a salir ante los medios de comunicación para recordar que «como cada vez queda menos, la gente puede perder la confianza, pero nosotros la tenemos y desde la máxima dirección de nuestro presidente, que nos anima pero nos exige, el objetivo sigue siendo Champions», recordó el de Utrera.

Según dijo, «el club va creciendo, ese crecimiento tiene que seguir, y para eso hay que estar en la Liga de Campeones». Añadió que comprende la preocupación de los aficionados y que exijan una reacción inmediata, y admitió que él, «como sevillista», está «tristón» por la actual situación porque también se lo trasladan su «mujer», sus «hijos» y toda su «gente».