Ane URKIRI ANSOLA
Interview
LEIRE ARAMENDIA YERRO
SUPER AMARA BERA BERA

«He agradecido que ficharan a Gil para poder recuperarme al 100%»

Leire Aramendia (Lerín, 1993) ya ha puesto fecha a su reaparición en las canchas: será el 23 de marzo en la semifinal de la Euskal Kopa. Pasó por el quirófano en junio a causa de las roturas del ligamento lateral cruzado anterior de la rodilla izquierda y del menisco interno y externo. A los tres meses volvió a ser intervenida por unas adherencias y reconoce que fue entonces cuando empezó «a ver la luz».

Dos días después de recuperar el liderato en solitario, la plantilla del Bera Bera se suma a la huelga feminista de hoy. «Es una cosa seria, no tenemos fiesta», así lo resume Leire Aramendia que, después de diez meses lesionada –desde el 12 de mayo–, lo único que le preocupa es volver «a un nivel aceptable». Coincide en que su equipo está de dulce: «Después de competir en la EHF Cup a gran nivel contra los mejores equipos, el equipo está muy fuerte, y si no hay ningún tipo de relajación, tenemos todo de cara».

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Pensábamos que la fase de grupos de la EHF Cup les iba a pasar factura, pero parece que ha sido al contrario.

Temíamos que nos pasara factura y ha sido al revés. No sé si es por motivación o por el trabajo bien hecho. En todos los viajes, con la sobrecarga de partidos, yo veía a la gente muy bien. Físicamente cansadas pero mucho mejor de lo que esperaba. Y en el juego, a nivel colectivo, ha supuesto un antes y un después.

Usted ha vivido todo ello desde la distancia.

Lo de la distancia es complicado pero he tenido facilidades para seguir dentro de la dinámica del equipo. Primero, porque no era mi primer año en el club y partía con esa ventaja; y segundo, al compartir casa con compañeras de equipo, me he sentido partícipe y he podido seguir de cerca lo que pasaba en el vestuario. Y eso ayuda. Fue un fastidio ver desde la grada el partido de la fase de grupos de la EHF Cup que disputamos en Artaleku (Irun). Es ahí cuando te cuestionas el porqué de todo.

¿Todo ha ido por la buena senda?

Ha ido por el buen camino dentro de lo mal que han ido las cosas. He tenido la mala suerte de que tuve adherencias y tuve que pasarme por el quirófano a los tres meses. Eso me ha ralentizado porque no podía hacer nada que no fuera movilidad. Empecé a ver la luz cuando pasé por el quirófano por segunda vez.

¿Cómo recibió la noticia de las roturas?

Cuando me caí en la cancha de Canyamelar la sensación que tuve es que no hacía falta ningún diagnóstico. Pensaba que me había roto todo, lo que noté era magia. Cómo se iba la rodilla, escuchar los sonidos... Pensaba que, además del ligamento cruzado anterior y el menisco, también me había roto el ligamento lateral externo. Fue más bestial.

¿Y el equipo lo notó? Porque le costó ganar en Canyamelar...

El partido en sí fue uno de los peores partidos que recuerdo. Teníamos la liga ya en nuestras manos, era uno de los partidos que a priori no presentan complicaciones, y nos costó desde el minuto cero. Fuimos perdiendo la mayor parte del partido. Cuando me lesioné, recuerdo haber preguntado a ver si había metido gol.

¿Celebró como correspondía el título liguero?

Quedaban dos partidos y me dio muchísima rabia. Me sentía muy bien físicamente después de estar toda la temporada machacándome. Nunca había estado tan bien y justo me lesioné cuando quedaban los partidos más bonitos, cuando ya vas a celebrar el título de liga. Sí, lo disfruté y salí de fiesta a celebrarlo. Pero lo vives diferente porque sabes lo que te viene por delante. No fue tan ideal.

Estaba en su mejor nivel, se lesiona y ahora toca empezar de cero.

Sí, ahora mismo soy cadete de primer año. Mi juego se basa mucho en el físico, en correr y saltar. Tienes que estar muy bien. Y fue paradójico porque me lesioné el año que mejor había estado. ¿Qué haces? En el primer mes perdí ocho kilos de músculo de estar quieta en mi casa. Todavía sigo muy lenta.

¿Y tiene miedo de saltar?

Voy superándolo. En cuanto he hecho un par de lanzamientos he tenido seguridad y me responde. Me da más miedo el contacto y el desequilibrio.

¿Qué ha echado en falta?

Pierdes tu esencia. He pasado diez meses trabajando por y para mi rodilla. Siempre está en tu cabeza. Llevo diez meses sin ir al monte. Tu vida va orientada a la rodilla y pesa; es muy cansino.

Durante esta temporada han pasado por su puesto dos extremos más. Una campeona del mundo como Fernanda Da Silva y ahora, una Sara Gil que se está ganando a la afición.

He agradecido muchísimo que ficharan a alguien, sobre todo cuando se fue Fernanda Da Silva. Tenía mucho miedo porque había avanzado en la rehabilitación pero no estaba para jugar, coincidía con los partidos de la fase de grupos de la EHF Cup y si no hubiera otra persona para acompañar a Uxue [Ezkurdia], tendría más presión. A mí me generaba mucha presión y fichar a Gil me pareció la mejor decisión del mundo. Me ha favorecido para volver al 100%. Ahora, obviamente, hay tres personas para un puesto y es complicado jugar. Estoy contenta de que haya dos personas de valor y de que las cosas vayan por el buen camino.

Ha puesto fecha a su reaparición: Euskal Kopa.

Me viene muy bien de fechas porque los fisioterapeutas calcularon que debían pasar nueve meses para volver a jugar. El partido contra el Aula Valladolid no es el mejor momento y la Euskal Kopa me viene perfecto porque muchas compañeras se van con las selecciones. El entrenador va a agradecer mucho que haya una persona más para las rotaciones. De hecho, me han ofrecido para jugar hasta en la primera línea.

¿Y ya piensa en la Copa?

El objetivo es llegar a Barakaldo con más nivel de juego. Queda más de un mes para la Copa, y si completo todas las semanas de entrenamiento, se tiene que notar. Si llego, es para aportar, no para hacer bulto.

Llegó al Bera Bera en 2016 para compartir el puesto con Eli Pinedo pero al final ésta también dejó el balonmano profesional.

Yo fiché encantada, con la idea de poder aprender de Eli. Y a las dos o tres semanas me dicen que no iba a seguir... Te da un poco de respeto, porque iba a ser la suplente de Pinedo, un icono, una líder, y pasas a ser la que ocupe, en teoría, su puesto. Los primeros meses me costó, lo reconozco. Es algo que desde fuera te lo puedes imaginar pero una vez que estás dentro, cuesta adaptarse, es un peso que tiene el premio de jugar en el Bera Bera. Tienes que ganar siempre. Una vez que superé esa presión, vi que las cosas iban saliendo y me parece que fue bastante bien ese primer año.

Se escaparon la Liga y la Copa.

Fue un poco duro. Incluso me preguntaron a ver cómo se siente una al fichar por un club que había ganado todo y que no gana nada justo el año en el que llego yo (se ríe). Fue un año complicado con las lesiones. Yo creo que teníamos una plantilla completa y, pese a no haber ganado ni la Liga ni la Copa, el equipo compitió muy bien.

Con 18 años fichó por el Alcobendas. ¿Los estudios marcaron la decisión?

Tenía muy claro que quería estudiar fuera y que quería estudiar Bioquímica. En Nafarroa la única opción era la universidad privada. Madrid me encantaba, y además coincidió que en el Itxako empezaban a ir las cosas mal. Prescindieron del segundo equipo, algunas teníamos la oportunidad de tener ficha del primer equipo pero sabíamos que no íbamos a jugar. Y la otra opción era ir cedidas a otro equipo de la competición. Me dijeron que Alcobendas era un buen lugar. Cuando vi el panorama, no quería irme cedida e Itxako lo entendió.

¿Terminó la carrera?

Sí, mi intención era quedarme allí hasta terminar la carrera. Y justo coincidió que me llamó Bera Bera el año que acabé los estudios. Tuve esa suerte. Me llamó Tati Garmendia y casi me lo pienso (se ríe). No tuve ninguna duda. Era el año perfecto, me permitía volver cerca de casa y a un club ganador.

En el equipo coinciden hasta siete jugadoras que han pasado por las filas de Helvetia Alcobendas.

Muchas hemos coincidido allí porque era la mejor oferta y el mejor proyecto para gente joven que estábamos destacando en sus clubes. Helvetia Alcobendas partía con ventaja porque ofrecía los estudios.