BIDASOA 33

CUENCA 36

Contra pronóstico, Bidasoa Irun vio esfumarse su sueño copero a las primeras de cambio ante un Cuenca que supo jugarle de tú a tú, que estuvo muy acertado en ataque y que abrió una brecha al comienzo de la segunda parte a la que la escuadra guipuzcoana solo consiguió acercarse, pero nunca igualar. Después de marcharse con ventaja de un gol al descanso, los de Jacobo Cuétara, que no fueron el equipo fuerte defensivamente de la Asobal, cayeron en una depresión que les llevó hasta ir perdiendo de cinco (23-28), pese a lo cual lograron reaccionar y superar varias fases de crisis hasta ponerse a un solo tanto del equilibrio, con dianas de Rodrigo Salinas (28-29) y un inconmensurable Odriozola (32-33), autor de una docena de goles, pero cuya aportación particular resultó estéril ante el poco apoyo de sus compañeros en tareas ofensivas.

A falta de apenas tres minutos para el final, incluso se llegó a creer en el milagro de la remontada, pero el Cuenca, convencido de su inesperada victoria por el gran acierto de los suyos, no se dejó intimidar y apretó los dientes en ese tramo decisivo para volver a abrir una brecha que ya resultaría definitiva ante la desesperación irundarra.