Ramón SOLA
DONOSTIA
Interview
SEBAS BARINAGARREMENTERIA Y KARLOS IOLDI
PRESIDENTE Y VICEPRESIDENTE DE HARRERA

«Tenemos 3.165 socios, donaciones y herencias; es difícil, pero gratificante»

La asamblea anual del sábado es buena ocasión para hacer balance del trabajo de Harrera y actualizar sus necesidades, en un contexto en que cada año decenas de personas salen de la cárcel o vuelven del exilio en situación muy precaria.

Ioldi es uno de los motores principales de Harrera desde su función en 2012; sabe de qué habla desde antes, porque a él también le tocó volver a casa tras un largo cautiverio. Barinagarrementeria procede del mundo de la empresa y tomó las riendas de la asociación hace dos años, de manos de Andoni Iturriotz. Explican una labor poco conocida y compleja, pero a la vez imprescindible y gratificante. Con un amplio anecdotario que incluye penurias junto a ejemplos de solidaridad altruista.

Van siete años desde que Harrera se dio a conocer públicamente. Para quien aún no lo sepa, ¿qué hacen exactamente?

Karlos IOLDI: Sí, esta ya es la octava asamblea. Ofrecemos asistencia a todas estas personas que han pasado tiempo en prisión o han vuelto a Euskal Herria tras regularizar su situación y se encuentran sin recursos de ningún tipo. Les hace falta una ayuda general, asistencia múltiple para cuestiones muy básicas, primarias: encontrar trabajo y recursos económicos, claro, pero también oftalmólogos, odontólogos, sicólogos... y ayuda para sacarse el carnet de conducir o el DNI...

Sebas BARINAGARREMENTERIA: Hay que tener en cuenta que es gente que generalmente retorna después de muchos años, por lo que esas necesidades se le han multiplicado.

Supongo que la cuestión del empleo es primordial.

K.I: Sí, porque esas personas intentan no depender de sus familias, o incluso están solas. Tener trabajo es básico para rehacer su vida. Para la autoestima también es primordial. Con el tiempo hemos ido desarrollando una serie de contactos con empresarios, que nos facilita esa inserción. También hemos conseguido una red de médicos que nos ayudan y que es muy de agradecer. Para el carnet de conducir tenemos un convenio con una autoescuela...

¿Tienen cifras de a cuántas personas han ayudado?

K.I: En total de estos ocho años, en la cuestión de búsqueda de empleo hemos ayudado a 159 personas. De modo económico, a 210. Y en aspectos sanitarios, a 287. Incluso tenemos personas que por edad se encuentran ya ingresadas en residencias de tercer edad y la asociación complementa la parte del coste que nos les llega con las ayudas públicas. Y luego está el tema del subsidio de excarcelación: como desde las instituciones esos 400 y pico euros no se les abonan en los tres primeros meses, Harrera les da esa cantidad, simplemente para que puedan vivir, 1.300 euros en total. Y otros 205 euros después al mes, en ese periodo de 18 meses en que se cobra ese subsidio, para complementarlo hasta el tope de la RGI.

Hace un par de años Harrera contaba con 2.600 socias y socios, ¿y ahora?

K.I: A día de hoy son 3.156. Harrera no sería nada sin esa aportación anual, que suele ser de 60 euros y que empleamos para las necesidades primarias de estas personas. Aunque tenemos cierta descompensación por territorios; actualmente serán el 40% de Gipuzkoa, 40% de Bizkaia, 10% de Nafarroa y 10% de Araba. Pero aparte de los socios, últimamente recibimos también otras aportaciones...

¿Por ejemplo?

K.I: Personas que han estado enjuiciadas en la Audiencia Nacional y que al recuperar su fianza han decidido destinarla a Harrera: es el caso de Karmele Aierbe o de Iñaki Olalde e Inma Corres. Es de agradecer igualmente el caso de Aralar, que cuando decidió dejar sin efecto el partido político, destinó parte de su capital a Harrera. Luego hemos recibido donaciones, herencias... tenemos dos ante notario en este momento. Las recibimos con gusto, y conscientes de que es habitual que organizaciones benéficas como Cáritas, Cruz Roja o demás reciban este tipo de donaciones, por ejemplo cuando alguien fallece sin tener descendencia. Modestamente decimos que nosotros también estamos aquí, cubriendo necesidades básicas de personas en situación muy precaria en pleno siglo XXI. Viendo la complejidad de lo que nos toca hacer, a veces me pregunto si seguimos siendo una asociación asistencial o hemos llegado ya a ONG.

S.B: Por eso es importante que la gente conozca qué hacemos. En el seno de Harrera siempre ha habido un cierto debate sobre si es mejor que nuestra labor sea pública o no. ¿Nos hacemos ver más o trabajamos en silencio porque nuestra labor es asistencial? Hay opiniones de todo tipo.

K.I: Es cierto que cuando aparecemos en los medios, se nota en la subida de socios. Pero nos ha ido bien trabajando de modo privado, en silencio. Fuera del debate político, Harrera es un agente eficaz.

Los últimos datos públicos permiten atisbar que decenas de personas exiliadas han vuelto este último año...

K.I: Sí. Nos hemos encontrado este último año y medio con personas que vuelven tras 30 ó 35 años. Son casos de necesidad muy extrema, en algún caso hemos tenido que encontrarles una pensión y hay que agradecer que la dueña no nos cobrara nada. Luego les ayudamos a buscar piso de alquiler, para lo que se exige tener una nómina, hacer una gestión... Varias de esas personas tienen problemas de salud, por ejemplo son diabéticas. Las situaciones son muy llamativas. Por ejemplo, hay quien sale y le regalan una televisión, pero no tiene dónde meterla porque no tiene piso. O hay que acompañarles a hacer el DNI porque por sus vivencias anteriores ver policías uniformados les crea mucha inseguridad. O tienen opción de un trabajo pero dudan por miedo, por no sentirse capaces...

S.B: Lo cierto es que muchos vuelven en una situación sicofísica jodida, por la experiencia que han tenido. Y lógicamente les cuesta adaptarse. También constatamos que muchos ven la situación de Euskal Herria diferente a lo que es realmente. Hay que ayudarles en ese tránsito.

K.I: Estamos viendo por ejemplo los problemas que crea el desarraigo entre las personas que vienen de fuera.

Hablamos de gente generalmente de edad avanzada...

S.B: Sí, es problemático para la inserción laboral, porque algunos no reúnen las condiciones que se requieren, o carecen de formación... Y luego está la cuestión de las jubilaciones, muy compleja porque no han cotizado o han cotizado poco. Tenemos una propuesta al respecto para la asamblea de este sábado, se la revelaremos a los socios.

¿Hasta cuándo se prolonga la ayuda de Harrera, hay un periodo tope?

K.I: Depende de cómo evolucione su situación. En algunos casos va a ser vitalicia, como las personas que he mencionado que están en residencias.

¿Atienden el 100% de los casos?

S.B: Todos los que tocan nuestra puerta, sí, nadie se queda fuera. Y es gratificante, muy gratificante. Hay gente que nos dice ‘más vale que estáis vosotros’ o que sin conocerle de nada viene y te suelta ‘ya sé que estás en Harrera, vaya trabajo más cojonudo estáis haciendo’. La gente lo valora, sí. Es una tarea difícil, pero gratificante.