Arnaitz GORRITI
BALONCESTO - PLAY OFFS DE LA EUROLIGA

El Baskonia no quiere decir adiós

Con la duda de Janning, los gasteiztarras buscan evitar caer eliminados y forzar el desempate en Moscú el próximo primero de mayo.

«La guerra no ha terminado, tenemos una oportunidad más para seguir luchando». Es nada menos que Vincent Poirier quien habla con ese lenguaje militar, horas antes de que den las 20.30 y Kirolbet Baskonia se la juegue en su cuarto partidos de cuartos de final de la Euroliga ante el CSKA de Moscú.

¡Tan cerca se veía el miércoles la Final Four de Gasteiz, y tan alejada se contempla ahora! Pero los gasteiztarras no quieren decir adiós todavía, por lo que tratarán de forzar el desempate. Con todo, jugársela en Moscú un primero de mayo suena a un «más difícil todavía» incluso por encima de aquel duelo del 6 de mayo de 2005, en el que el Baskonia se impuso en el Olympiski Arena de un Moscú a medias festivo y a medias tomado por los tanques, en vísperas de celebrar el 70º aniversario de su triunfo sobre el ejército nazi en la Segunda Guerra Mundial.

«Sabíamos que la serie iba a ser dura, porque ellos, después de perder en Moscú, tenían que venir a Gasteiz a ganar», explicaba el pívot francés en la previa. En su opinión, los problemas del Baskonia devinieron de una defensa que no estuvo a su mejor nivel, sobre todo en los dos primeros cuartos. «Nuestra defensa de la primera mitad no fue muy buena y nos anotaron demasiado porque les dejamos anotar algunas canastas fáciles. Debimos haber estado más concentrados y agresivos; ese será ahora la clave para el próximo partido», reflexionó.

«Merecer» la Final Four

Entre la espada y la pared, no hay margen de error para un Kirolbet Baskonia que, amén de sus propios errores, se topó con el renacimiento de Nando De Colo, que después de ser intrascendente en los dos primeros partidos de la serie, en el tercero sacó lo mejor de su repertorio: 28 puntos, 14 de ellos en el último cuarto, justo en el momento en el que Kirolbet Baskonia celebraba el haber completado su remontada con aquellos dos triples de Janning.

Y es que para jugar una Final Four, hay que merecerlo y no aflojar nunca. En ese sentido, Poirier subrayaba que «será un partido de 40 minutos. Cada jugador tendrá que estar concentrado en cada una de las jugadas». El jugador de Clamart reflexionaba que esa falta de continuidad en la concentración «quizá fuera lo que nos hizo estar por debajo de ellos».

En ese sentido, Poirier puede sentirse satisfecho. El pívot francés está siendo imparable para un CSKA que solo consigue mitigar sus devastadores efectos a base de frenar a los bases gasteiztarras. «Poirier es un gran finalizador, pero no un gran creador de juego», analizó en rueda de prensa Dmitris Itoudis, aunque el preparador heleno olvidó añadir que su dominio en el rebote le está haciendo mucho daño a la escuadra moscovita.

Sin embargo, otros jugadores importantes sí han mostrado excesivos altibajos. Por ejemplo un Johannes Voigtmann que, más allá del acierto, adoleció de excesiva blandura a la hora de cerrar varios rebotes en defensa, llegándose al paroxismo cuando, con el partido aún en el aire, Clyburn le birló un rebote de las manos, provocándole además una falta. Asimismo, quizá por estar tocado del abductor, Luca Vildoza tampoco rindió a su mejor nivel, mientras que dio la impresión de que el paso adelante en el apartado físico de los rusos ahogaron en cierta medida la creación de juego de Huertas y Shavon Shields.

De cara a esta noche, Velimir Perasovic deberá lidiar además con la duda de Matt Janning, que al parecer sintió un pinchazo en la planta del pie que ya le ha dado quebraderos de cabeza.

El impulso de la afición

De cara a forzar el desempate, Kirolbet Baskonia precisará de toda la ayuda posible, empezando por la afición. Ni los 12.837 espectadores fueron suficientes para derrotar al CSKA de Moscú, pero el señor Itoudis advertía que «con el impulso de sus fans, el cuarto partido será aún más difícil de ganar».

A este respecto, Vincent Poirier recalcaba que «la atmósfera que crean nuestros aficionados es fenomenal, una de nuestras mejores armas. Tenemos que seguir creyendo».

Fenerbahçe estará en Gasteiz gracias a firmar ante Zalgiris un 70% de acierto

Tal vez tomando el testigo dejado por Olympiacos estos últimos años, Zalgiris Kaunas ha creado a la sombra de su entrenador un bloque granítico al que hay que ganar, derrotar, batir y vencer varias veces dentro del mismo partido antes de que se rindan. Por ello, con el Zalgirio Arena en pie, hubo de rendirse a la evidencia de que un espectacular Fenerbahçe lograba establecer el 3-1 definitivo a su eliminatoria y el billete a Gasteiz después de superar al cuadro lituano por 82-99.

Si el Alcoyano era el club de fútbol de moral inquebrantable, ¡qué no se va a escribir sobre este Zalgiris Kaunas! Llegaron a sobrevivir a un arranque terrible de los de Obradovic, capaces de encestar sus seis primeros triples, con un Ali Mohammed que anotó nueve de sus diez tiros de campo: 25 puntos.

Fenerbahçe tuvo que firmar un 37 de 53 en tiros de campo –un 15 de 22 en triples–, un 70% de efectividad que no impidió que Zalgiris llegara a situarse a cuatro puntos en varios momentos del tercer cuarto, con más de 15.000 espectadores, sobre todo cuando Brandon Davies establecía el 58-62, lejos del 16-30 con el que arrancaban los diez primeros minutos.

Pero los otomanos, aun con la ausencia de Kalinic, mantuvieron una «disciplina de fuego» que ni el aguerrido carácter lituano logró contrarrestar. A.G.