Con cierto suspense, Max Verstappen (Red Bull) ganó en el Gran Premio de Austria, después de que los comisarios de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) diesen por buena la maniobra de adelantamiento que realizó sobre Charles Leclerc (Ferrari), a falta de solo dos vueltas para el final de la carrera disputada en el circuito de Spielberg.

De este modo, el tulipán repitió el triunfo que ya consiguiese el año pasado en el mismo escenario, sumando así su sexta victoria parcial en Fórmula Uno, con el añadido de lograrla en el circuito propiedad de su escudería. Se trató, además, de unajornada especial, pues la prueba homenajeó al eterno Niki Lauda, triple campeón mundial y fallecido el pasado 20 de mayo.

Junto a ello, la principal noticia de la prueba fue que no la ganó un Mercedes, pues Hamilton, que acabó quinto ayer, venía de sumar su sexta carrera de la temporada en Francia. Por delante de él, concluyó Sebastian Vettel (Ferrari), mientras que Valtteri Bottas (Mercedes) acabó en tercera posición.

La remontada de la jornada la protagonizó Carlos Sainz (McLaren), que entró en octavo lugar, después de salir desde el fondo de la pista por sustituir motor y caja de cambios para una carrera en la que todos los participantes, excepto Vettel, fueron a una parada.

Leclerc, con la miel en los labios

Leclerc no pudo ponerle la guinda a un fin de semana brillante y, después de liderar prácticamente toda la carrera, se quedó, al igual que le sucediese en abril en Bahrein, a las puertas de su primer triunfo, saboreando de forma amarga el que, no obstante, es su mejor puesto desde que pilota en Fórmula Uno.

Verstappen comenzó a volar a partir del giro número 50, en el que se zampó a Vettel, dos después hizo lo propio con Bottas y acabó presionando seriamente a Leclerc, firmando vuelta rápida en la vuelta 60. Finalmente, le arrebató el primer puesto y, con su triunfo, asciende a la tercera plaza del Mundial, liderado por un Hamilton que correrá en su país con una ventaja de 31 puntos sobre Bottas.