Mark BARNÉS
FESTIVAL DE JAZZ DE GASTEIZ

CALOR LATINO

UN POLIDEPORTIVO DE MENDIZORROTZA LLENO HASTA LA BANDERA RECIBE LAS ACTUACIONES DEL CANTAUTOR URUGUAYO JORGE DREXLER Y DE LA LEGENDARIA «NOVIA DEL FILIN» OMARA PORTUONDO

Ha sido, al menos hasta el momento, la noche con la mayor asistencia de público que se ha registrado en la presente edición del Festival de Jazz de Gasteiz. De hecho, el llenazo llegó hasta tal punto que hubo gente resignada por el hecho de que no había butacas suficientes para albergar a tal multitud.

La primera parte del concierto corrió a cargo del uruguayo, que arrancó su actuación con el tema “Quimera”, en el que incitó al público a que marcara la clave con las palmas. A raíz del resultado obtenido, ironizó sobre el tópico de que «en el sur se tocan muy bien las palmas, y en el norte se canta muy bien». Siguieron “Todo se transforma” y “Estalactitas”, tras la cual Drexler presentó a los fabulosos músicos que lo acompañaban sobre el escenario: el argentino Javier Calequi (guitarra), el catalán Carles Campi Campón (guitarra y programaciones), el también argentino Martín Gersha (vibráfono), el uruguayo-argentino Martín Leiton (bajo eléctrico) y el bilbotarra Borja Barrueta (batería).

A continuación sonó “Universos paralelos”, canción tras la cual afirmó que el único pueblo que es más tímido que el vasco a la hora de bailar es el uruguayo. Al presentar el tema de su último disco “Pongamos que hablo de Martínez” contó la anécdota de cómo Joaquín Sabina le incitó a abandonar su carrera de medicina en Uruguay para establecerse como músico en el Estado español hace ya 23 años. Siguieron “Asilo”, la canción sobre la migración “Movimiento”, el alegato ecologista “Despedir a los glaciares” –que a su vez es un homenaje a Leonard Cohen–, y “Bolivia”, canción en reconocimiento al país que dio asilo a su familia en 1939, ya que su padre, nacido en Berlín, tuvo que huir de Alemania por ser descendiente de una familia judía.

Después llegó “Sea” y, antes de pasar a interpretar “Silencio”, Drexler leyó un poema dedicado a Omara Portuondo que había escrito el mismo día de la actuación, durante la prueba de sonido. “Telefonía” fue el último tema del concierto y “Me haces bien” fue la propina de una noche que, ante un público totalmente extasiado y entregado al baile, hizo que también el uruguayo bajase del escenario para unirse a la gente que abarrotaba las primeras filas del recinto.

La «novia del filin»

Tras la pausa, una introducción instrumental sirvió para dar entrada a «la extraordinaria, la más bella, la más sexy, la más caliente, la única e inigualable» Omara Portuondo, que a sus 88 años está realizando su gira de despedida de los escenarios internacionales.

La «novia del filin», que estuvo acompañada por el pianista y director musical Roberto Fonseca, el bajista eléctrico y contrabajista Yandi Martínez, el percusionista Andrés Coayo, la corista Rocío Jiménez y el batería Rudy Herrera, inició su actuación con “Drume negrita”, para continuar con “Adiós felicidad”, “La última noche”, “Dos gardenias” y “Soy cubana”, en las que hizo corear al público.

A continuación, la banda interpretó “Abakuá”, un largo tema instrumental para que la anciana se tomase un descanso, si bien Fonseca tuvo que llevársela forzosamente del escenario puesto que la cubana, que dio muestras de una vitalidad envidiable para su edad, no tenía la más mínima intención de hacerlo por voluntad propia. En el presente tema instrumental la banda dio muestras de su gran calidad instrumental e hicieron un guiño en el mismo a “Quizás, quizás, quizás”, que el público coreó al unísono.

Con la diva ya de vuelta, siguió una larga versión de “Lágrimas negras” así como “Guantanamera”, “Veinte años” y, para ir cerrando la actuación, “Tal vez”.

La organización del Festival de Jazz ya había anunciado la posibilidad de una colaboración del cantautor uruguayo con la leyenda cubana, y así ocurrió: Jorge Drexler subió al escenario, le leyó a Portuondo el poema “Yo quiero ser como Omara” antes mencionado e interpretaron conjuntamente “Gracias” y “Bésame mucho” para cerrar una actuación de casi dos horas de duración en una emocionante y calurosa noche con un público totalmente entregado. Un éxito total.