No parecía ni la segunda carta de su potente equipo, un pinchazo en su rueda delantera le hizo perder la cabeza de carrera que tan brillantemente había alcanzado en la primera subida a Murgil, pero la australiana Lucy Kennedy demostró que le van, y mucho, las carreteras vascas –ya había ganado en Durango– y se las ingenió para estrenar el palmarés de la Clásica Femenina, una prueba que para nada defraudó y superó el siempre complicado descorche con éxito deportivo y de público.

Nunca es sencillo vencer cuando todos los ojos están sobre las espaldas de una, pero Mitchelton Scott supo jugar sus múltiples bazas con maestría, para hacerse con un triunfo que apuntaba a las antípodas. Eso sí, Annemiek Van Vleuten y Amanda Spratt parecían las bazas más potentes del equipo australiano y Kennedy aprovechó la vigilancia sobre sus jefas de filas para colarse en la escapada del día y cambiar el guión.

Oyarbide abre la espita

Entre la nuestras, la alavesa Lourdes Oyarbide fue la que más protagonismo tuvo. La de Movistar fue la primera en agitar el árbol en la primera subida a Arkale y la que propició, junto a Chursina (BTC), la escapada del día que hizo que el pelotón se despedazara. La alavesa sufrió en las subidas, pero realizó una clásica espectacular, premiada con un sexto puesto de mucho mérito, la primera euskaldun.

Por detrás de estas dos primeras valientes corredoras en romper la hegemonía del pelotón se formó un grupo de 14 ciclistas entre las que se terminó decidiendo la carrera. Kennedy asumió las responsabilidades de favorita en la ascensión a Mendizorrotz donde, con una exhibición de poderío, puso la carrera a su merced hasta que la avería en su rueda delantera le diera la cabeza de carrera a Janneke Ensing.

Mitchelton reordenó la carrera en el llano, acercó a Kennedy y la de Brisbane volvió a exhibirse cuesta arriba y rematar un merecido triunfo.