Karlos ZURUTUZA
LONDRES
Interview
MEHRAB D. SARJOV
ANALISTA Y EXPERTO EN RELACIONES TRIBALES

«Washington se ha rendido en Afganistán»

Sarjov comparte con GARA su lectura sobre el estado de las negociaciones con los talibanes y el escenario que se abre a corto plazo en la región. «Un error de cálculo puede desatar una reacción en cadena fatal», alerta desde su residencia en Londres.

Mehrab D. Sarjov (Sarawan, 1962) pasó de frecuentar las cárceles persas por su activismo político en su Baluchistán natal a seguir luchando desde el exilio. Vive en Londres desde 1989, donde simultanea su labor de intérprete con el análisis político. Y es que, más allá de los cinco idiomas que domina, su genio reside en traducir complejas realidades: Sarjov no solo se ha empapado de eso que se da en llamar «Procesos de Formación del Estado y Construcción de la Nación», sino que también es un profundo conocedor de la tierra, la suya, en la que dichos proyectos se intentan cimentar.

Como experto en relaciones tribales en ese rincón del mundo, este baluche es un invitado habitual en conferencias sobre violaciones de derechos humanos, y también en cumbres en las que se reúnen los que toman las decisiones que cambian el curso de la historia. Son muchos los que recurren a él, seguramente porque se aproxima a los mapas con unas gafas de rayos X de las que carece la mayoría. Hoy le pedimos que enfoque sobre Afganistán y nos guíe a través de una de las mayores fallas geopolíticas de nuestro tiempo.

La ofensiva talibán se simultanea con las negociaciones de paz en Kabul y Qatar. ¿Qué lectura hace del momento actual?

Hay diálogo, sí, pero cualquier acuerdo entre el Gobierno de Afganistán y los talibanes se va a quedar en papel mojado porque estos últimos nunca ceden. Los americanos quieren salir, llevan diciéndolo desde 2009. Y no solo de Afganistán sino de todo oriente Medio. No es su Gobierno sino las empresas las que ponen la mayor parte del capital para levantar una estructura de Estado y, en el caso de Afganistán, no ha servido para nada porque el dinero se ha ido por el agujero de la corrupción por dos vías: tanto la del que lo da como la del que lo recibe. Hay gente que lo ha hecho bien, como India o Japón, pero el resto, europeos y americanos incluidos, han fallado. Nada funciona y todo es demasiado caro para seguir manteniéndolo. Pakistán no ha colaborado ni, por supuesto, Irán. Los americanos tienen un frente abierto en el mar de China y mantener su superioridad dependerá de cómo gestionen sus recursos. En Afganistán ya no tienen nada que ganar.

Se nos olvida que China también es un actor clave en Afganistán.

Claro. Olvidamos que Afganistán es uno de los patios traseros de China, e incluso que ambos comparten frontera. También que las compañías americanas no pueden competir con las chinas porque estas pertenecen al Gobierno. Washington se ha rendido en Afganistán y, cuando se vaya definitivamente, la influencia de Pekín en el país será mayor. Mientras, tanto, Rusia contempla con preocupación la expansión económica china en Asia Central, tanto en Afganistán como en el resto de las repúblicas exsoviéticas. En Kazajistán, Uzbekistán… Pekín abre minas, construye carreteras y líneas férreas y les presta mucho dinero.

¿Insinúa que Moscú volverá a Afganistán?

Rusia intentará restablecer este control de su periferia pero, como todo, dependerá de sus recursos. No será como en tiempos de la URSS pero tendrán que intentar algo. Si los americanos se retiran, a Moscú no le va a gustar que China ocupe su lugar. Ciertamente, no descartaría un muro de contención levantado sobre una alianza estratégica entre Washington y Moscú. Por el momento, Moscú ha sido uno de los últimos en apoyar a facciones talibanes en el norte del país. Es sabido que estos cuentan con bases y cobertura en Tayikistán, y que cruzan la frontera con facilidad. Al final, los talibanes han sido un agente desestabilizador a sueldo de muchos, no solo de Pakistán. El objetivo era impedir esa cuña estadounidense en la región.

Asegura que Irán también ha apoyado a los talibanes.

Una aproximación errónea al conflicto entre musulmanes es entenderlo de forma bipolar, sobre el eje chií-suní. Cuando confluyen los intereses se diluyen esas diferencias: los chiíes y suníes se matan entre ellos, pero ambos suman fuerzas para combatir a Occidente. Mientras Irán siga desestabilizando Afganistán tendrá una carta para negociar, lo mismo que ocurre con Pakistán. Junto con India, Irán tiene más intereses económicos en Asia Central que Pakistán; se juega mucho en Afganistán y no dudará en apoyar a los talibanes, o al que sea, con tal de desestabilizar a una Kabul bajo el ala de Washington. Y recuerde que, además, Teherán comparte lengua con los tayikos, además del chiísmo con los hazaras. Así, todo el oeste del país, desde Herat hasta Nimroz, es prácticamente un protectorado de Teherán, que consigue atender las necesidades de decenas de miles en Afganistán a través de su red de asociaciones de caridad, escuelas, hospitales… Ofrece servicios que faltan en Afganistán a cambio de la lealtad de la gente. Retomando la pregunta, Irán también ha dado cobertura a grupos como los propios talibanes desde Mashad (noreste de Irán) o a Al Qaeda en Zahedan y Arak (sureste y centro respectivamente). Todo esto es público y está documentado.

Hablando de islamistas radicales, ¿cómo ve el fenómeno del EI en Afganistán?

Si bien existen grupos en la región como Lashkar e Khorasan cuyo nacimiento se remonta a 2001, no me tomo a este EI en serio. Cuando uno se remonta al origen del Estado Islámico, no ve más que un grupo pequeño que crece inesperadamente cuando atacan Mosul. Hasta entonces eran básicamente la gente de al Duri (antiguo vicepresidente iraquí). Iban hacia Bagdad y cambiaron de dirección para acabar en Sinjar. Luego crecieron de forma exponencial. ¿A quién benefició todo aquello? Evidentemente, a los que querían un trozo de Siria y otro de Irán. Cada uno puede hacer sus propias cábalas. Pensemos, por ejemplo, en Turquía. Ha hecho lo imposible para evitar la autodeterminación de los kurdos de Siria así que, con el EI, la gente se olvida de otras cosas y se matan dos pájaros de un tiro. El EI es un fenómeno fabricado, tanto en Oriente Medio como en Afganistán.

Volviendo a las negociaciones de paz, la retirada total de las tropas extranjeras es un requisito imprescindible para los talibanes.

Sí y no. Cualquiera que conozca el islam lo entenderá: se da la razón al enemigo o se guarda silencio y, cuando el viento te favorece, lo aprovechas. Los talibanes pueden acabar asumiendo muchos puntos, incluida la Constitución actual afgana, pero acabarán imponiendo su ley. El Gobierno actual es corrupto y débil; ni siquiera goza de una cohesión interna. No es más que un muerto viviente. Tengo la sensación de que los americanos ya han hecho el trato con los talibanes en Qatar. Ahora Washington tendrá que convencer al Gobierno afgano.

¿No lo ha hecho Ashraf Ghani (actual presidente afgano) mejor que sus predecesores?

Sin duda, pero Ghani es más un intelectual que un político. Intentó cambiar las cosas y acabar con la corrupción, pero solo consiguió granjearse enemigos muy poderosos. El error de base llegó tras la invasión de 2001. Cuando los americanos pusieron en el poder a los muyaidines, a los« señores de la guerra», todos querían su trozo del pastel por lo que ninguno estaba dispuesto a someterse a un poder central. En Afganistán nadie está dispuesto a someterse a nadie, y esa es la razón principal por la que lo que entendemos como un Estado «moderno» nunca podrá funcionar. La oportunidad de construir la echaron por tierra esos líderes afganos que llegaron al poder de la mano de los americanos. Hubo un primer intento de administrar Afganistán como un Estado federal: tayikos al norte, pastunes, al sur, uzbecos en el noroeste…

¿Habría funcionado?

Quizás, pero les cegó la ambición. De hecho, Afganistán siempre se había gestionado así: cada uno tenía su propio Ejército así como sus organismos de justicia, sus consejos de notables a través de los que la gente solucionaba sus problemas… Había cierta estabilidad a través de estructuras levantadas desde la base y cimentadas durante siglos. Pero, un día, el mulá que enseñaba en la escuela vio cómo quedaba excluido por la nueva administración. En vez de modernizar e integrar lo que había y armonizar lo nuevo y lo viejo, se optó por sustituirlo todo por un sistema moderno completamente extraño para la población. La Policía no solo no solucionaba problemas, sino que creaba otros nuevos debido a la corrupción: era guardián y ladrón a la vez. Hacía falta un plan Marshall. En Europa funcionó porque sabían como gestionarlo, pero no en Afganistán. Jamás justificaría la brutalidad de los talibanes pero está claro que, en las zonas bajo su control, existe cierto orden que falta en el resto del país.

¿Qué escenario baraja?

Hay mucha incertidumbre. Es posible que Afganistán se rompa en dos o tres bloques porque ni pastunes ni tayikos son capaces de controlar todo el país. Cuando Ahmad Sha Massud tomó Kabul, se hablaba de que tendría que llevarse el norte. Incluso Gulbuddin Hekmatyar (antiguo muyaidín y líder talibán hoy en el Gobierno) lo decía entonces. Vivimos tiempos tan extraños en los que alguien como Hekmatyar podría ser el nuevo presidente del país. Así es la política afgana, una carrera de fondo en la que se manejan otros tiempos y en la que la infantería muere, pero los grandes comandantes siempre sobreviven. Quitando a Najibullah (presidente durante la ocupación soviética) o Massud, asesinado por Al Qaeda, los líderes no solo siguen vivos, sino que firman pactos y llegan a acuerdos entre ellos. Haqqani tendrá un poder central como la mano derecha de Pakistán, aunque este no será lo suficientemente fuerte. Además, Rusia e Irán también vendrán con su gente: los tayikos quedarán bajo la influencia rusa y el oeste será siempre un protectorado de Teherán al margen de Pakistán. Veremos cómo gestionan los chinos, pero también India, sobre todo cuando esta se vea rodeada por Pakistán y Afganistán. Pekín esperará a que las cosas se asienten, pero nunca intervendrá directamente sino a través de Pakistán porque una actitud más agresiva de China podrá acercar aún más a India y Japón. Un error de cálculo puede desatar una reacción en cadena fatal.

Es el Gran Juego

Sí, el de siempre.