Con una maniobra cuando se cumplía el primer tercio de carrera, Ferrari posibilitó que Sebastian Vettel volviese a ganar un año después de hacerlo por última vez. Para ello, la escudería italiana sacrificó en Singapur el gran momento de Charles Leclerc, quien iba enfilado hacia su tercera victoria consecutiva.

Sin embargo, el piloto monegasco fue obligado a entrar en boxes en el giro 21 de la prueba, uno después de que lo hiciese su compañero para cambiar de neumáticos, lo que provocó que se reincorporase a la carrera por detrás del alemán.

«What the hell! (¡Qué demonios!)» fue la queja que transmitió la radio de un Leclerc enfadado por la artimaña de sus jefes para recomponer la moral de su piloto estrella, alejado del cajón en los últimos tiempos. Dentro de una semana, el circuito ruso de Sochi despejará la duda de si hay guerra interna en el cavallino rampante.

Por su parte, Lewis Hamilton (Mercedes) sumó doce puntos más a su objetivo de revalidar el título del mundial de pilotos al entrar en cuarta posición.