GARA
TRíPOLI

El peligro de una guerra en el Mediterráneo sigue creciendo

Las posibilidades de un encontronazo militar en el Meditérraneo aumentan día a día en medio de una guerra en Libia con multitud de actores y un acuerdo de Turquía con el Gobierno de Trípoli (reconocido por la ONU) que le permitiría enviar tropas y explotar los yacimientos de gas de las aguas chipiotras.

La ayuda turca al Gobierno liderado por Fayez al Serraj que controla a duras penas Trípoli y que aguanta en los suburbios de la capital a la ofensiva de las tropas del general Haftar, hasta ahora, se limitaban al envío de armamento y drones. Tras el acuerdo entre Erdogan y al Serraj, se abren las puertas a que tropas de Turquía puedan desplegarse en suelo de Libia, lo que podría equivaler a abrir las puertas del infierno.

El embargo de armas decretado por la ONU para Libia es papel mojado para todas las partes. El ejército que dirige Haftar recibe armas y apoyo aéreo, entre otros, de Emiratos Árabes Unidos y de Egipto, y recientemente de mercenarios rusos, aunque su ofensiva para capturar Trípoli ha encallado en las afueras de la capital. En este contexto, la posibilidad de que el Ejército de Turquía entre para defender Trípoli cambiaría por completo la dinámica de guerra y podría enfrentarla directamente con varios países árabes.

Ankara intenta convencer a Washington de que los rusos han tomado partido y que debe alinearse con ella para hacerles frente. Pide a Putin que retire a sus mercenarios. Pero tiene muchos, demasiados, frentes abiertos. En Trípoli, en Siria, con la compra del sistema antiaéreo ruso S-400, con el Congreso de EEUU que acaba de reconocer el genocidio armenio, etc… Y no contenta con ello, ha abierto otro frente potencialmente aún más peligroso.

Batalla por el gas natural

Haciendo caso omiso a las advertencias de la Unión Europea y con la probable creación de una coalición entre Grecia, Chipre, Egipto, Israel, Jordania e Italia para hacerle frente, ha decidido cerrar un acuerdo con el gobierno que solo controla Trípoli para hacerse con los derechos de perforación y explotación de las enormes reservas de gas de la zona, estimadas en 122 billones de metros cúbicos.

Turquía advierte a Bruselas que no tiene derecho para declarar el acuerdo ilegal. Pero la UE, como cabía esperar, se ha alineado con Grecia, que clama al cielo y se prepara para pasar a la acción con el argumento de que el acuerdo le bloquea toda posibilidad de que explote yacimientos de gas en las aguas que rodean a la isla de Creta, algo que considera inaceptable.