Natxo MATXIN
DERBI EN EL SADAR

El talento sale airoso sobre la garra

La Real dio toda una lección de buen fútbol durante la primera media hora para ponerse 0-3, Osasuna reaccionó casi al descanso y al inicio de la segunda parte para recortar distancias hasta el 2-3, pero se quedó en inferioridad.

OSASUNA 3

REAL 4

 

Se quedaron con mejor o peor sabor de boca, pero nadie de quienes ayer vieron el duelo entre rojillos y txuri urdines podrá decir que se aburrió. El derbi tuvo de todo, fútbol de kilates, mucho coraje, vaivenes en el marcador, pasión a raudales y jugadas polémicas, con un Medié Jiménez que no estuvo a la altura. A la garra local le sobró una expulsión para equilibrar el gran talento visitante.

La primera media hora realista fue de esas que deberían grabarse para verse en las escuelas de fútbol. Con Odegaard como director de orquesta, siempre clarividente, ocupando perfectamente los espacios y distribuyendo asistencias de gol con la precisión y velocidad necesarias, la escuadra guipuzcoana fue superando una y otra vez la desajustada defensa anfitriona, incapaz de contener el vendaval.

Y no es porque los de Arrasate no estuvieran advertidos por su propio técnico de lo que tenían enfrente, pero es que los pases interiores del futbolista noruego encontraban eficaces rematadores cuando no era él quien ejecutaba con insultante precisión desde fuera del área. Eso sí, con la colaboración inestimable de un desacertado Estupiñán a la hora de tirar la línea del fuera de juego y complicarse la vida al intentar salir con el esférico.

En apenas doce minutos, la Real asestaba tres mazazos que parecían dejar sentenciado el envite. Oyarzabal percutía por el mismo centro de la zaga navarra en el 16, Portu se aprovechaba de un grave error del lateral ecuatoriano en el 18 y Odegaard dejaba constancia de su gran calidad con una falta al borde del área que materializaba por la misma escuadra en el 28. Antes del trío de tortazos, Osasuna había dispuesto de un testarazo al poste de Aridane y, previo al 0-2, de una doble ocasión con remate zurdo de Ávila y chilena de Rubén García, que se encontraron con sendas buenas intervenciones de Remiro.

El derbi caminaba hacia el descanso con una insultante ventaja txuri urdin que en cualquier otro estadio del mundo muy bien hubiera provocado la estampida de los hinchas locales. Sin embargo, El Sadar es diferente y, lejos de abuchear a los suyos, los ánimos desde la grada se multiplicaron a la búsqueda del milagro.

Hacía falta para los locales recortar diferencias antes del receso si querían abrigar esperanzas para la segunda parte y esa premisa se logró en el tiempo de descuento del primer periodo, cuando una falta lateral acabó siendo rematada de cabeza por un Aridane que entró con todo en el segundo palo. Este Osasuna de Arrasate ha vivido de innumerables remontadas y, una vez más, iba a vender cara su piel y hacer honor al coreado lema de que «nunca se rinde».

Segunda parte rojilla

Necesitaba, claro está, salir muy enchufado y concretar el primer lance para quebrar el ánimo de una Real que se iba a encontrar con muchos huecos. Ocurrió lo primero. Corría el minuto 48 y esta vez el que se encontraba con el regalo de Llorente en un defectuoso despeje era Chimy Ávila, que picaba con maestría ante la salida de Remiro.

El 2-3 acentuó la invertida tendencia. Los de Imanol Alguacil parecían un bloque desconocido ante la avalancha rojilla. En el 56, el guardameta cascantino tuvo que emplearse a fondo en una llegada de Rubén García que no terminó de controlar bien el cuero y, cuatro minutos después, Zubeldia tocó lo justo para que el balón no le llegase en condiciones de disparo a Ávila. Gorosabel puso la réplica en el 63, pero Sergio Herrera evitó la cuarta diana txuri urdin cuando ya embocaba la escuadra. El partido estaba precioso por las mutuas llegadas y la incertidumbre en el luminoso.

Y fue en ese tramo cuando llegaron los momentos claves del porfiado partido. Un plantillazo de Zubeldia –el trencilla lo pitó aunque no hubo contacto– se requirió como su segunda amarilla y, casi a renglón seguido, fue expulsado merecidamente Roncaglia por un codazo gratuito a Le Normand.

La Real cogió oxígeno, ya en superioridad, y marcó el cuarto en el lance siguiente a la roja de Arrasate, con un nuevo balón interior a Isak –otra vez Estupiñán rompió el fuera de juego–, lo que parecía la sentencia. No fue tal, pues Ávila, con su fuerza y fe habitual, propició el 3-4, alimentando la esperanza rojilla para los últimos diez minutos, en los que volvió a producirse otro episodio conflictivo con un posible penalti de Le Normand tras arrollar a Fran Mérida dentro del área realista.

No se señaló y el descuento ya no dio pie a más acontecimientos reseñables, aunque este derbi seguro que se recuerda durante bastante tiempo.