LA GLORIA FUE PARA ALMODÓVAR Y EL DOLOR PARA EL CINE VASCO
HABÍA CIERTO CONSENSO A LA HORA DE SEñALAR 2019 COMO UN BUEN AñO PARA EL CINE VASCO. LAS NOMINACIONES A LOS GOYA DE PELÍCULAS TAN DIFERENTES COMO «LA TRINCHERA INFINITA», «VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN» O «EL HOYO» HACÍA PRESAGIAR QUE ESTE PODÍA SER EL AñO, PERO LA FORTUNA FUE ESQUIVA.

Aunque había ilusión y optimismo frente a unos premios que se presumían muy repartidos, entre la nutrida representación de cineastas vascos que acudieron, en calidad de nominados, a la 34º ceremonia de entrega de los Goya, imperaba el sentido común y éste decía que la del sábado iba a ser la noche de “Dolor y gloria”, como finalmente sucedió. Los directores de “La trinchera infinita” ni siquiera pudieron hacer valer su condición de alternativa tras ganar, sorpresivamente, el premio Forqué hace un par de semanas y solo Alejandro Amenábar y su filme “Mientras dure la Guerra” pudieron mantener el pulso con Pedro Almodóvar resuelto, después de más de tres interminables horas, a favor del manchego con siete Goyas frente a los cinco de Amenábar. Eso sí, Goenaga, Arregi y Garaño tuvieron, al menos, la satisfacción de que su película se hiciera con uno de los grandes premios de la noche, el de mejor actriz para la malagueña Belén Cuesta que agradeció a los cineastas «el haberme dado la posibilidad de interpretar este personaje, el papel de mi vida, y el hecho de haber contado esta historia». Junto con el galardón a Cuesta, “La trinchera infinita” también logró el premio, indiscutible, al mejor sonido, que recogieron Iñaki Díaz, Alazne Ameztoy, Xanti Salvador y Nacho Royo Villanova, único momento en el que el euskara se escuchó sobre el escenario.
Sin suerte
Tampoco tuvieron fortuna el resto de nominados que partían con opciones este año de cara a traerse algún Goya a Euskal Herria. Ni Aritz Moreno (“Ventajas de viajar en tren”) ni Galder Gaztelu-Urrutia (“El Hoyo”) que competían entre sí por el premio a la mejor dirección novel pudieron hacerse con un galardón que terminó en manos de la barcelonesa Belén Funes por “La hija de un ladrón”, un largometraje que, como “Mientras dure la guerra” y “La trinchera infinita”, participó en la Sección Oficial del último Zinemaldia. “Ventajas de viajar en tren”, que partía con cuatro candidaturas, se fue de vacío, mientras que “El hoyo”, con el mismo número de nominaciones, se hizo con el premio a los mejores efectos especiales que recibieron Mario Campoy e Iñaki Madariaga, agradeciéndoselo a los responsables de Basque Films. A estos nombres conviene sumar el del compositor Alberto Iglesias, que logró su undécimo Goya tras su undécima colaboración con Almodóvar, convirtiéndose en el profesional más laureado de la historia de estos galardones.
Poco más dio de sí una gala soporífera y falta de ritmo celebrada en una Málaga anegada por las fuertes lluvias que descargaron sobre la ciudad la víspera y que, visto lo visto, casi fueron un anuncio de lo que se nos venía encima. Los profesionales de la industria estatal del cine, eso sí, mostraron en varios momentos de la ceremonia su rechazo a la amenaza del fascismo y el gran triunfador de la noche, Pedro Almodóvar, su preocupación frente a «las dificultades por las que atraviesa el cine de autor, hecho al margen de las televisiones y de las plataformas digitales» y pidiendo la protección del Estado para este tipo de producciones.

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