Cristina Guerrero Olaya
SOS Racismo Bizkaia-Bizkaiko SOS Arrazakeria
KOLABORAZIOA

Provocando la transformación de un mundo injusto

La «provocación», en el mejor sentido de la palabra, produce reacción, cuestionamiento, reflexión, pero, sobre todo, transformación. Y así, en un mundo que se presenta cada vez más desigual e injusto, no hay más remedio que llamar e invitar a la provocación.

Empecemos por la reacción, la reacción de un mundo en el que el flujo de personas es aparentemente incesante y acaparador: un mundo globalizado, que invita a la pérdida de fronteras para algunos, y a la militarización de estas para otros. Que invita al estatus de ciudadano global a algunos, y al de nómadas incivilizados a otros. Y así, se dividen dos grupos; los privilegiados y los no privilegiados de un nuevo mundo. Pero lo preocupante es no saber que estamos ante la reproducción de unas formas de actuar, pensar y producir puramente coloniales. Y así, en ese lapsus de historia, tanto liberales como progresistas, tanto izquierda como derecha, se vuelven cómplices de la criminalización de las personas que jamás han podido ser ciudadanas. Porque no estamos ante la crisis de los refugiados, sino ante personas convertidas en crisis.

¿Quién es ciudadano y quien merece serlo? ¿Quién es merecedor de la libertad democrática? El contexto que se nos presenta es el del civilizado y el por civilizar. Civilizado, aquel que representa el orden establecido: aquel que respeta los derechos y las libertades en un marco democrático. Incivilizado, en cambio, el nómada sin rumbo, las minorías inadaptadas. Personas radicalizadas, inmigrantes que no representamos las normas, leyes y formas de reproducción del sistema dominante. Así se nos culpabiliza por no seguirlo, por no defenderlo, por saltar vallas mientras invaden nuestros territorios. Y así, se deja de hablar de libertades e igualdades y se empieza a hablar de seguridades y criminales. Y así, se dejan de lado los derechos universales y se empieza a actuar en dinámicas de abusos policiales, racismo y exclusión de préstamos sociales.

La doble lógica de la democracia y la seguridad. De repente pasamos a ser criminales: al parecer, en ese lapsus histórico europeo, las inmigrantes no podemos entrar a un país sin documentos y no podemos trabajar sin un padrón. Que no podemos invadir un espacio socioeconómico con nuestras culturas y valores. De repente, Estrasburgo olvida que si saltan las fronteras, es porque esas armas que salen del puerto de Santurtzi matan. De repente, París olvida que esos refugiados climáticos no huyen de una sequía, sino de una expropiación de sus lagos por sus empresas y trasnacionales. De repente, España olvida que los Centros de Internamiento de Extranjeros recrean segregación. De que las jornaleras no son mano de obra barata, son mujeres, personas. No podemos hablar en nuestra sociedad de democracia, cuando tenemos mecanismos como la Ley de Extranjería que nos divide en clases.

Dejemos de echar balones fuera: es responsabilidad de cada una evitar el despliegue de lo que ya conoces, no solo como neoliberalismo, sino como la neocolonización. Porque «la memoria es la justicia de quienes el sistema quiere dejar fuera». Porque no queremos caridad, no queremos reportajes y lágrimas por el niño muerto, queremos responsabilidades, derechos y respeto. Reflexionemos sobre cómo somos responsables del sostenimiento de las inseguridades y luchemos juntas el 21 de marzo, Día Internacional contra la Discriminación Racial, por un mundo más justo. Porque la provocación en colectivo es más necesaria que nunca.