Iker BIZKARGUENAGA

PASADOS LOS RUMORES, LA DURA REALIDAD

EL 19 DE MARZO FUE COMPLICADO DE LLEVAR PARA MUCHA GENTE EN BASAURI. OSAKIDETZA MOSTRÓ ESE DÍA POR PRIMERA VEZ LA INCIDENCIA DEL CORONAVIRUS EN CADA MUNICIPIO, Y LOS BASAURIARRAS CONSTATAMOS QUE SÍ, QUE LOS RUMORES QUE CIRCULABAN ERAN CIERTOS, QUE NUESTRO PUEBLO ERA UNO DE LOS MÁS AFECTADOS. TANTO, QUE APARECÍA EN TERCER LUGAR, TRAS GASTEIZ Y BILBO, Y EN CASOS POR HABITANTE SOLO LE SUPERABA LA CAPITAL ALAVESA. SÍ QUE ERAN CIERTOS, SÍ.

Hasta ese día todo habían sido comentarios, chismes, dimes y diretes en una localidad que llevaba con la mosca detrás de la oreja desde el fallecimiento de uno de sus vecinos, la primera víctima del Covid-19 en Euskal Herria, a principios de mes.

Que ese primer fallecido era convecino también se supo de aquella manera, nada oficial. En los pueblos todo se sabe, y Basauri no es pequeño pero es un pueblo, y todo acaba sabiéndose. Más en El Kalero, donde todo el mundo se conoce desde siempre. Así que se supo, claro, como se supo que su mujer estaba ingresada, y se conocería después que también había fallecido.

Fue esa constatación de que el virus, que a principios de febrero era cosa de China, muy lejos, y dos semanas antes empezaba a hacer de las suyas en Italia, rondaba tan cerca lo que empezó a generar preocupación. Miedo no, porque en la tele nadie decía nada de Basauri. De Gasteiz, sí. Y de Bastida, de Guardia, de Zalla, de Balmaseda… pero de Basauri, nada. Así que miedo no.

Aunque lo que no decían las instituciones se contaba en la calle. Por ejemplo, que al fallecido no le habían hecho la prueba del Covid-19 hasta que, ingresado en Galdakao, ya era demasiado tarde. Que llevaba días quejándose, pero que nada. Y es que en aquellos días el protocolo indicaba que el test era para quienes habían estado en lugares de riesgo; China, Italia, ya se sabe. Y claro, quién podía imaginar que él iba a tenerlo. Quién podía.

Después, una mujer de Elorrio contaría que su marido había compartido habitación con ese vecino de Basauri poco antes de que falleciera, y que eso le había hecho contraer el virus. Explicaba angustiada que su pareja estaba aislada en el hospital, y tanto ella como varios familiares, confinados en casa. Preguntaba, cómo no preguntar, cómo era posible que les hubieran metido en la misma habitación.

El 9 de marzo se decreta el cierre de los centros de jubilados, porque en el de Kareaga se han detectado dos casos. Pero dos no es tanto. Al poco se sabe que un conductor de la lanzadera ha dado positivo. El color de la preocupación cada vez tiene una tonalidad más oscura. Se filtra que los casos rondan la veintena, pero como oficialmente seguimos sin saber nada, pues preocupación sí, azul oscura casi negra, pero miedo no. Si la situación fuera grave nos dirían algo, ¿no?

El viernes anterior al Estado de Alarma muchos bares de Gasteiz ya habían decidido cerrar. Por responsabilidad. En el Kalero, ese sábado, horas antes de decretarse la cuarentena, la gente potea a mediodía con normalidad. También gente mayor. Porque, a ver, se dicen muchas cosas, pero no será para tanto.

Los rumores a pie de calle acaban cuando llega el confinamiento. Y empiezan a echar humo los grupos de whatsapp.

Así nos enteramos de que a un amigo recién hospitalizado un médico le ha dicho que Basauri «está jodido». Los casos de conocidos se acumulan. Ver parar a una ambulancia por la ventana empieza a no ser extraño. En las redes alguien cuenta que su amiga, enfermera en Galdakao, le ha dicho que «uf, cómo están las cosas en Basauri».

El miedo, ya sí, miedo, empieza a asomar. ¿Será para tanto?

Y en estas, el día 19 Osakidetza publica los datos. Y sí, era para tanto. 70 positivos. El centro sanitario de Kareaga es el tercero con más casos de la CAV, detrás de dos ambulatorios de Gasteiz. La certeza se ha llevado los rumores, pero lo que ha dejado no es mejor. Ahora tenemos preocupación, temor, incertidumbre y un poco de enfado también.

¿Por qué no se nos ha dicho nada hasta ahora? Sin crear alarma, pero con datos y asumiendo que somos mayores de edad.

Porque igual se podían haber extremado las medidas antes del confinamiento. Porque igual, de saberlo, ese sábado alguno se lo habría pensado antes del poteo mañanero. Y porque es nuestro derecho estar informados, sin que se nos escatime nada que afecte a nuestra vida.

26 de marzo: 166 positivos. Parece que además se está extendiendo y ya hay más casos en el ambulatorio de Ariz que en el de Kareaga. El martes pasado, geuria.eus informaba de que otro vecino de El Kalero había fallecido. Tenía 83 años. Su mujer está ingresada en Galdakao.

Ahora es la cruda realidad la que nos deja tiritando. Ojalá todo hubiera quedado en rumor.