Mikel INSAUSTI
PELÍCULAS PARA UNA CUARENTENA

La mecánica interna del cine negro

La película que sigue siendo el mayor hito del cine negro hecho en Hollywood surgió de la estrecha conexión entre el director Howard Hawks y sus guionistas, con los que ya había trabajado previamente en “Tener y no tener” (1944), y que eran el escritor William Faulkner y su habitual colaborador Jules Furthman, además de Leigh Brackett. Un trío magistral que supo entender en toda su complejidad la novela original de Raymond Chandler.

El propio autor nunca fue capaz de esclarecer alguno de los crímenes de la intrincada trama, por lo que no se puede culpar de ello a la adaptación. Al contrario, el hecho de no tratar de esclarecer un caso que, como en la vida real, no resuelven las investigaciones policiales puso de relieve un interés superior por la mecánica interna de la narrativa del género antes que el descubrimiento de la identidad de posibles culpables.

Lo que importa conceptualmente son los diálogos y los personajes que los dicen como si manejaran una metralleta de gángster, por lo que tienen de representativos de unos ambientes sórdidos tal como refleja el claroscuro de la fotografía. Humphrey Bogart y Lauren Bacall también repetían con Hawks, y no necesitaron de más exhibiciones para pasar a los anales de la cinefilia romántica.