Mikel Berra Sandín
Estudiante de arquitectura y colaborador en investigación de la implantación urbana del comercio
KOLABORAZIOA

Por una ciudad habitable, apoyemos al pequeño comercio

El pequeño comercio es un elemento vital de nuestros pueblos y ciudades, para mantener su habitabilidad y calidad. Así, más allá de la relevancia del tejido comercial en la economía, que con acierto destacaba el editorial del martes 5 de mayo en este periódico, es necesario poner en valor el papel que juegan las tiendas en dar alegría a nuestras calles, tanto por su función socializadora como por generar actividad en las aceras y plantas bajas. Por tanto, en este nuevo tiempo complicado para dicho sector, es preciso apoyar a este elemento catalizador de la vida en nuestros municipios.

El tejido comercial vasco afronta el reto creado por la pandemia en una posición muy delicada. Desde 2010, en Hego Euskal Herria han desaparecido el 15% de los locales comerciales, según datos del INE, ya que el comercio se ha visto afectado por varios factores: una crisis económica rampante, la competencia de grandes superficies y el auge del comercio digital.

Todo ello ha afectado negativamente a la calidad de vida de nuestras poblaciones, donde se observan zonas donde la actividad comercial es decadente. Este fenómeno, poco incidente en los centros de nuestras capitales, pero mucho en sus barrios y en el resto de municipios, está restando atributos a nuestras calles, creando paisajes urbanos desoladores e inseguros.

Sin embargo, la posición de los poderes públicos no ha apoyado al pequeño comerciante. A pesar de realizar campañas de promoción del comercio local, se ha seguido permitiendo y suscitando la creación de grandes superficies comerciales. Proyectos de esta índole siguen en curso, como el de Zaldunborda en Hondarribia, e inciden en un modelo territorial nefasto, priorizando el uso del vehículo privado y el consumo de suelo natural frente a la vida y compacidad de nuestras ciudades.

Así, para hacer frente a esta nueva crisis comercial y favorecer que nuestros pueblos sigan siendo vibrantes y habitables, son necesarias políticas decididas a favor del comercio local, priorizando el análisis detallado del tejido comercial y actuando con celeridad allá donde se vean tendencias menguantes. Y a su vez, acompañar estas acciones con responsabilidad ciudadana para favorecer la compra en nuestros barrios y pueblos. Solo así conseguiremos mantener la vitalidad de nuestro hábitat, antes de que los cierres resulten en unas calles inhóspitas y unos pueblos menos activos.