Aritz INTXUSTA
iruñea
Interview
MARI CARMEN MAEZTU
CONSEJERA NAVARRA DE BIENESTAR SOCIAL

«Esto ha sido duro y sigo preocupada por un rebrote»

Trabajadora social por la UPV, se sacó posteriormente la carrera de Derecho por la UNED. Nacida en Valtierra, ha trabajado en los servicios centrales del Departamento desde hace 20 años, ocupando distintos puestos.

Se convirtió en consejera como alguien de la casa.

Trabajo en Servicios Sociales desde 1985. Primero en Atención Primaria en la zona de Valtierra. En el 2000 vine al Departamento. La legislatura pasada estaba en la Subdirección de Valoración y Servicios. El inicio fue fácil. Me cambié de despacho en esta misma planta... La parte de empleo me era más ajena, pero en Servicios Sociales estaba entre compañeros y conocidos.

Y entonces, llegó la pandemia.

Ha sido muy duro. Días muy intensos en el trabajo y en lo emocional. Duro en todo. Los primeros días en las residencias fueron días terribles. No había material, no había pruebas, el conocimiento fue variando... Al principio se decía que los asintomáticos no contagiaban. Cuando se verificó que no era así fue un golpe terrible. Mucha gente se había contagiado ya. Desde el 9 de marzo no hemos dejado de trabajar ni un día. Todo el tiempo hemos estado aquí. No había sábados, ni domingos. Hace tres semanas que, aunque los sábados haya reuniones, sí que tenemos fin de semana. Ha sido intensísimo. Personalmente, lo que me aliviaba era trabajar. Me angustiaba no hacer nada. Estabas tan conmovida por todo... No me cansaba, no tenía sensación de cansancio. Ahora estoy más tranquila, pero sigo preocupada por la desescalada, por otro rebrote.

Se han reanudado las visitas en residencias, pero no en todas.

La semana pasada empezaron con las visitas en los centros sin casos. Las condiciones son estrictas: cita previa, entre media hora y una hora... Existe mucha incertidumbre. Riesgo hay, pero no podemos cortar sine die sus contactos. Es necesario para las familias, para ellos. Hay residentes que necesitan salir a la calle, pues es bueno para su salud física y, sobre todo, mental.

¿Podría ofrecerme, con datos, una foto de lo que ha ocurrido?

Ya hemos empezado con una auditoría a fondo y tenemos un informe inicial del impacto del covid. En el momento álgido, el pico fue de unas 1.262 personas con covid positivo en residencias de mayores, cuando hay 5.835 plazas. Ahora han bajado un 95% y tenemos 52 personas con covid positivo confirmado. Tres o cuatro están en el hospital. Fallecidos ha habido 267 confirmados por PCR y otros 164 con síntomas compatibles.

Más de la mitad, por tanto del total. ¿Qué estructura de residencias hay en Nafarroa?

De los 71 centros, dos son públicos. Con 51 de los 69 restantes había conciertos y con el resto no teníamos nada.

Este panorama, con un control directo sobre dos únicos centros, no es el mejor en una situación así. ¿No es hora ya de repensar a fondo el sistema y transitar a otro modelo?

Nuestro primer informe apunta que la incidencia en los centros ha venido marcada por la incidencia en la zona donde están, pero sí que hemos encargado auditorías de cada centro. Ahí si ahondaremos en la organización del centro, en la titularidad, la estructura física, porque los hay con habitaciones dobles, etc. También hay que revisar el número de dependientes, que de media en Navarra es del 75%, pero hay centros de Pamplona con más del 90%.

Ese informe indica que no hay una correlación exacta entre fallecimientos y tamaño. Sin embargo, las residencias con más de cien usuarios doblan en muertes a las de menos de cien. Han fallecido uno de cada diez en las grandes.

La incidencia en menos de 50 también ha sido alta. Lo ocurrido no lo explica un solo factor.

Aun así, solo en La Misericordia han muerto 68 personas, ha habido brotes recurrentes... El mes pasado, GARA habló con el gerente de Atención Primaria, de quien depende hacer las PCR, que alertaba de centros de esas dimensiones.

En eso tienes razón. Estamos tramitando ahora un decreto de autorizaciones que regula las características no solo arquitectónicas, sino también personales, de prestación de servicios de centros. Hemos sacado el borrador a participación y hemos fijado un límite de 130 plazas y que se construyan con módulos de unidades de convivencia donde el ratio esté entre 15 y 17 personas. Entornos mucho más parecidos a los hogares y más alejados de lo que son las instituciones hospitalarias, que era en lo que se inspiraba el modelo residencial en este país. En la Misericordia hay más de 500 personas. Hay que entender que a las residencias las personas no van a estar un mes y que deben parecerse más a un hogar. Debemos caminar a que todos los centros tengan habitaciones individuales y no solo porque eso ayude en caso de epidemia.

¿Qué medidas tangibles y concretas se han implementado, o tienen previstas, para que esto no vuelva a pasar?

Tenemos más conocimientos y hay materiales. Antes no los había. Estamos haciendo con los propios centros y el Departamento de Salud un plan de desescalada con un protocolo claro de qué hacer en caso de tener nuevos casos. Hay que prever si se les van a reservar camas dentro de cada centro o si hay que sacarlos a recursos intermedios. En esta crisis abrimos dos centros para sacar a aquellas personas que tenían covid pero no necesitaban hospitalización y así los centros podían usar más espacios para el aislamiento. En todos los centros debe haber planes de contingencia, delimitación de espacios, debe haber un aprovisionamiento de material... Y hay que tener previstas sustituciones de personal, porque vivimos también situaciones críticas. Hubo muchas bajas a la vez, hemos tenido 740 durante la epidemia, y fue difícil encontrar personal que quisiera trabajar en ciertos momentos. Desde el Gobierno, desde el Servicio Navarro de Empleo hicimos prospección activa con 3.000 inscritos con categoría de cuidador profesional para ponerlos a disposición de los centros... Además, hay que apoyar con más personal sanitario.

¿Estarán garantizados los EPI y los test para las plantillas? Cuando se realizaron test rápidos a cuidadores, salieron nada menos que 30 asintomáticos.

Los test son fundamentales. Aquí se asimiló a los trabajadores sociosanitarios con los sanitarios el 20 de marzo. Se les introdujo en el programa específico de realización de pruebas.

Me consta que la semana del 7 al 13 de marzo hubo direcciones de centros solicitaron que se prohibieran las visitas en residencias. Su Departamento respondió que «las vistas eran un derecho de los residentes». No es justo juzgarles ahora por esto, pues los conocimientos eran otros, pero... ¿qué pasó?

El 6 de marzo, que era viernes a la tarde, tuvimos una reunión con el Ministerio, se nos trasladó un primer borrador para los centros residenciales. Ese borrador lo trasladamos a los centros a las ocho de la tarde. Lo recuerdo perfectamente. Ahora es muy fácil. Era una recomendación del Ministerio. Jamás pensamos que la pandemia tendría este impacto. Algunos centros no esperaron al lunes para cerrar y, aun así, tuvieron incidencia importante. De haber sabido, hubiéramos cerrado en enero.

Sé que siempre buscaron lo mejor para los mayores y me consta lo mucho y duro que han trabajado, pero debía plantearle la pregunta. Déjeme cerrar con un cambio de tema. Hasta ahora ha hablado de residentes, pero qué me dice de las cuidadoras y cuidadores. La situación ha subrayado su importancia, pero los sueldos y condiciones de trabajo son francamente malas.

La legislatura pasada iniciamos un modelo de concertación con dos condiciones fundamentales. A mayor ratio de personal, más precio. Y también, a mejores condiciones de los trabajadores, más precio. Entendemos que había unas diferencias muy grandes en los centros. En ese primer acuerdo marco se apostó por un cambio a un modelo centrado en la persona y en cambiar el paradigma. El acuerdo vencerá el año próximo y mi empeño es seguir mejorando los ratios e incentivar las mejoras salariales. Confío en esta vía y espero que, en el acuerdo del año que viene, haya mejoras notables. Creo que nadie duda del esfuerzo que han realizado los cuidadores y que su labor merece reconocimiento.