Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Stardog eta Turbokat»

Hay un animal dentro de cada superhéroe

Se trata de una modesta producción británica de animación, cuya mayor inversión ha ido a parar a la confección de un lujoso reparto de doblaje, cuyas voces y tratamiento de personajes no podrán ser apreciados fuera del mercado anglosajón. Pero no nos pongamos exquisitos, porque el verdadero destinatario de la película es el público menor de edad, que sin duda se divertirá con una reducción a escala infantil de las películas de superhéroes hechas en Hollywood. La relación con la realidad adulta viene por la parte del guion, que juega con los problemas globales para trasladarlos a una caricatura melodramatizada de héroes y villanos. Del lado del bien estarían las organizaciones animalistas, que aquí luchan contra el abuso del poder por parte de un representante de la ley que se toma la justicia por su mano al perseguir a las mascotas callejeras sin dueño y encerrarlas. La carrera espacial también está presente, y a tenor de ella se recuerda cómo los animales, especialmente perros, han sido utilizados como cobayas en los vuelos no tripulados por seres humanos.

En el plano puramente ficcional se cuestiona con ironía la fidelidad perruna hacia sus dueños, porque el perro astronauta Buddy sigue confiando en el amo que le mandó al espacio exterior en una misión mortal sin prácticamente ninguna posibilidad cierta de regresar a la Tierra. Pero por un accidente o imprevisto, dicho can acaba convertido en Stardog, para volver a su planeta de origen dotado de nuevos poderes y en un tiempo futuro, que implica supuestamente que hayan pasado 50 años desde su partida.

Stardog resulta ser una caricatura muy obvia de Superman, ya que puede volar. En cambio, el felino Turbocat responde a las señas de identidad de Batman, y hasta tiene un vehículo que es una réplica básica del Batmovil, o un mayordomo-robot con acento “british” de Billy Nighy imitando a Michael Caine.