Àlex ROMAGUERA
BARCELONA
ENCUESTA SOBRE EL USO DEL CATALÁN

El catalán agoniza con respiración asistida

La última encuesta sobre usos lingüísticos de la Generalitat revela un retroceso progresivo del catalán en las principales ciudades de Catalunya. Un hecho que, según los sociolingüistas, puede anticipar su desaparición en beneficio del castellano.

Una mujer lee el periódico en una terraza en Barcelona tras la apetura de la hostelería. (Lluis Gene/AFP)
Una mujer lee el periódico en una terraza en Barcelona tras la apetura de la hostelería. (Lluis Gene/AFP)

La disolución del catalán o su sustitución por el castellano parece inevitable. Esta es la conclusión que se desprende de la encuesta sobre usos lingüísticos de la población (EULP), publicada el pasado día 13 en Catalunya. En esta ocasión, el informe que elabora la Dirección General de Política Lingüística de la Generalitat se detiene en la evolución que el catalán ha experimentado en Barcelona y su entorno metropolitano los últimos doce años, cuyo balance indica un claro retroceso en todas las capas de la ciudadanía.

Esta tendencia se percibe en particular entre los jóvenes de 15 a 29 años, de los cuales solo el 19,6% tiene hoy el catalán como lengua materna, mientras que en 2008 –el último balance respecto a Barcelona– era del 32%, lo que supone una bajada de casi 12 puntos. Y a la inversa: mientras que en 2008 el castellano era el idioma de uso habitual del 45,6% de los jóvenes, ahora alcanza el 60,6%, un incremento de 13 puntos.

Pero los datos no solo son alarmantes respecto al uso. También lo son en cuanto a la identificación lingüística, ya que únicamente el 22,1% de los entrevistados afirma identificarse con el catalán, cuando hace diez años era el 36,2%. Una situación que tampoco mejora en otras franjas de edad, pues a tenor de la EULP, entre los barceloneses de 30 a 44 años el uso prioritario del catalán se sitúa en un 20,4%, muy por detrás del 57,5% que opta por el castellano; y lo mismo ocurre en la franja de los 45 a los 64 años, donde la desproporción continua siendo muy relevante (30,9% frente al 53,4%). Únicamente entre la gente mayor las cosas están equilibradas, pues representan el 42% y 45%, respectivamente.

Una herramienta subordinada

La encuesta sobre usos lingüísticos, el principal termómetro sobre la situación del idioma en Catalunya, ya anunciaba una paulatina subordinación del catalán respecto al castellano en las grandes ciudades. Así se corrobora también en términos demográficos, pues apenas una tercera parte de los barceloneses mayores de 15 años (411.800 de los 1.432.008 censados) tienen el catalán como lengua inicial y tan solo en una cantidad ligeramente superior (537.000) confiesan que se «identifican» con ella, y eso no implica que la usen en primera instancia. La mayoría adopta el castellano como herramienta habitual de comunicación, independientemente de si es o no su lengua materna.

Para el profesor y filósofo Jordi Martí Monllau, la perdida creciente del uso del catalán en beneficio del castellano obedece a aspectos de tipo social y demográfico. «Uno de ellos es que las personas llegadas de fuera encuentran que el catalán es una lengua optativa que convive con otra constitucionalmente obligatoria y que, en muchos casos, es su lengua inicial», indica. Y a esto –añade– se suma la persecución de la cual es víctima el catalán por parte del Estado, que impide su normalización en ámbitos tan importantes como los medios de comunicación, la Justicia, el cine o las nuevas plataformas digitales.

Paradojas sin resolver

Pese a este panorama, la encuesta de la Generalitat arroja la paradoja que el conocimiento del catalán se ha incrementado. Prueba de ello es que los 687.500 barceloneses que en 2008 no lo tenían como idioma inicial, hoy declaran saberlo, aunque no precisan si es mucho, poco o muy poco. De la misma forma que, fuera de la Área Metropolitana, ha aumentado el porcentaje de personas que saben hablarlo, leerlo o escribirlo, o que el número de residentes nacidos en el extranjero que quieren aprenderlo llega al 68%.

Otro elemento nada desdeñable es que el catalán ocupa el noveno lugar como idioma de la Unión Europea en usuarios de Twitter o que empresas vinculadas a la restauración, el textil o el sector del automóvil, caso de SEAT, Ford, Toyota, Lexus o Tesla, se han prestado los últimos meses a incorporar la lengua catalana en sus web o campañas de publicidad. De igual forma que, gracias a las presiones de la Plataforma per la Llengua y otras entidades, algunos colegios profesionales, centros académicos, instituciones deportivas y varias administraciones ya autorizan a los ciudadanos dirigirse o interponer recursos, instancias o documentación en catalán.

Así pues, mientras el catalán está cada vez más asentado y más cantidad de personas adquiere los conocimientos para hablarlo, su uso social –el verdadero talón de Aquiles de cualquier lengua– va retrocediendo de forma inexorable. No solo en Barcelona y su corona metropolitana, donde se concentra el 75% de la población de Catalunya. Según el último InformeCAT, que publica cada año la Plataforma per la Llengua, en la ciudad de València apenas un 15% de los jóvenes habla habitualmente en catalán, mientras que en la ciudad de Mallorca el porcentaje no llega al 30%. «Y recordemos –advierte Martí Monllau– que la sustitución lingüística empieza por las grandes ciudades, donde si el uso cae por debajo del 30%, se inicia una dinámica de no retorno que aboca al idioma a la extinción o la sustitución lingüística». Un fatal augurio para la supervivencia de una lengua milenaria.

 

katalanaren erabilera maldan behera

Bartzelonan eta, oro har, Kataluniako hiri nagusietan gero eta gutxiago hitz egiten da katalanez. Gaztelera lekua jaten ari zaio bertako hizkuntzari, Generalitateak egindako hizkuntzaren erabilerari buruzko inkestak dioenaren arabera. GARAk eginiko elkarrizketan, Pau Vidal filologoak horretan demografiak eta teknologiak zerikusi handia dutela dio; izan ere, gazte gehienek mundu digitalean kontsumitzen dituzten produktuen gehiengoa gaztelerazkoa da. Bere hitzetan, independentziak lagunduko luke hizkuntza babesten, baina ez da nahikoa, mundu globalizatu honek hizkuntza handiei mesede egiten dielako.